Esta progresía de Oviedo, ¿de qué va?
En un alarde de progresía, el Tripartito que se reparte el poder en el Ayuntamiento de Oviedo ha decidido que la Romería del Cristo de las Cadenas, que ponía fin a las fiestas de un tal Mateo (según el Excmo. Alcalde de Oviedo), quedase abolida, y sin ayuda alguna.
Como cristiano y católico no me esperaba menos de estos críos que le están mareando la perdiz al socialista Wenceslao Roces y que juegan al dogmatismo cutre, de desintoxicar a quienes lo estamos, por inhalar el opio del pueblo, por creer que Dios existe y que la Religión es inherente a la naturaleza humana. Ahora, lo que están haciendo con el barrio Buenavista-El Cristo no tiene justificación alguna.
Los sociolistos, que no les dio la gana aceptar el proyecto de un hospital ya elaborado y financiado por el Gobierno de España en una parte muy importante, para que este siguiese ubicado en donde aún quedan sus restos, ahora van y desgarran de las fiestas de San Mateo la romería que se celebraba en el barrio. Así que no sólo les quitan aquello que hizo progresar a una zona de Oviedo desde hace más de medio siglo.
El señor Wenceslao López debiera saber que la tradición y las costumbres pueden seguir siendo la base del Derecho. Que dentro de esa tradición y de esas costumbres está la celebración en Oviedo de varias fiestas con raíces cristianas y católicas. Que él es el alcalde de todos los ovetenses, nos guste o no. Que las arcas públicas de donde se extrae el dinero son de todos los ovetenses, sean estos progres o no. Sean creyentes o no. Sean católicos o no.
En las "Carta de los lectores" de este diario Dña. Carmen Iglesias, en todo su derecho, y con toda la razón, preguntaba ¿qué pasa con el Cristo? Léala, Sr. Alcalde, porque está en sus promesas electorales la de acercarse al ciudadano, y después contéstele con ese racionalismo que los derivados del materialismo manejan para estas cosas. ¡Pero dígale algo! y no mire para otro lado, como cuando se encontró con quien portaba la figura de Mateín, por Oviedo.
Sea como sea la realidad supera con mucho la ficción. Y la realidad de la nueva casta, que ya se está adaptando al aburguesamiento que producen los sofás, el aire acondicionado, la moqueta, a las fotos y a los refrigerios, es la de imponer sus criterios (por cierto minoritarios) contra toda razón, con una carga ideológico-represiva, que nos arrastra sin remedio a la España más negra.
Todos estos cantos de sirena son gestos para la galería. Para los de la bandera del arco iris, y para la izquierda más anticlerical. Pero gestos que no sólo van a llevar al barrio del Cristo a los años sesenta, sino que a Oviedo -como poco- a la época de Antonio Masip. Es decir, un atraso de más de medio siglo. Y todo ¿para qué? ¿No se dan cuenta de que es una lucha y una persecución estéril? ¿Que llevan XXI siglos intentando acabar con la Iglesia católica, y desde el XVIII, con la libertad de conciencia, y no lo han conseguido?
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