Plan de vías... ¡No va más!
Corría 1982 y siguientes. En ese tiempo fueron muchas las ocasiones en que aparqué frente a los almacenes de madera de Lantero y crucé por encima de las vías la pasarela peatonal del Natahoyo empujando una silla con niño. Fue allí donde el cámara de Garci enfocó la grúa del Dique DF y la playa de vías al rodar «Volver a empezar». Tal ajetreo era debido a que los trabajadores de Riera y Marítima del Musel bloqueaban Cuatro Caminos mientras los del Cantábrico y Dique DF cortaban El Natahoyo. Cerrados los únicos accesos para superar la barrera ferroviaria, sólo quedaba la pasarela para ir a casa en Santa Olaya. Por la mañana, al desandar el camino y recoger el coche dejado junto a la estación del Carreño, era cuando girando sobre mis pies en la pasarela contemplaba la larga recta de vías que iba desde la estación del Norte hasta El Cerillero. Soñaba tal vez aún, pero visionaba las vías soterradas en trinchera con tapas de hormigón y, sobre ellas, una gran avenida. Tal soterramiento permitiría llegar hasta una nueva estación en El Cerillero mediante un tren lanzadera suburbano desde la estación de Langreo pasando por la del Norte. Igualmente lo haría en superficie la avenida que partiría del nuevo Parque Central que ocuparía el lugar de la estación de Langreo. En la nueva estación, en El Cerillero, se reunirían todas las vías férreas: Renfe hacia Villabona, Veriña y Cenero como próximas estaciones de una línea circular con Avilés, Pravia, Trubia y Oviedo; enlazados ya los ferrocarriles de Langreo y Carreño. Además estaría la mencionada línea suburbana: Parque Central - Cerillero.
No ocurrió así. Se unificaron todas las vías sobre la estación de Langreo y se construyó una nueva llamada Jovellanos al lado del Museo del Ferrocarril construido donde la del Norte: ésta no se usó apenas. La que se usó fue la nueva construida sobre la antigua de Langreo, llamada del Humedal. La de Jovellanos: marginal, oxidada y cerrada, fue una inutilidad. Banales son las barreras ferroviarias que continúan sobre Gijón y La Calzada; tan sólo se quitó un tramo de vías para construir la truncada avenida de Juan Carlos I, que se estrangula al final contra la barrera ferroviaria. Todo para revalorizar la zona donde se quería construir el barrio de Moreda, y se jugaba el dinero de muchas ilusiones. La pasarela sobre las vías se trasladó del Natahoyo a Moreda y, Carlos Marx, ahogada en un túnel, se subió a la superficie para superar la barrera de las vías. Ahora, derruidas las estaciones de Jovellanos y El Humedal, usamos la provisional de Sanz Crespo al lado del solar de la de Jovellanos.
Quitadas las vías hasta el Humedal, se quieren vender parcelas para urbanizar un tramo de lujo con edificaciones de altura. Plan de vías o puro eufemismo. Para colmo, hay una línea de metro desde Cabueñes que, como una creación artística apartada de normas y cánones convenciones, acabará en La Bohemia.
Con la visita del rencor o la visita de la vieja dama (para no ofender a Dürrenmatt) el Ministerio de Fomento quiere vendernos la película de un volver a empezar reconstruyendo la superficial estación de Jovellanos, con metro desde Cabueñes por debajo y escaleras mecánicas y aceras rodantes proyectadas en el Parque Tecnológico, que no en Parque Central. No hagan más apuestas, no jueguen más con nosotros, quiten las barreras ferroviarias. Porque, perdida hasta la camiseta, llegan tiempos de desaparecer obstáculos.
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