Tras el 27-S en Cataluña
Después de la tempestad viene la calma, o dicho de otro modo, quien siembra vientos, recoge tempestades. La calma viene porque Cataluña sigue formando parte del mapa de España, con mucho pesar para esa tropa política catalana que se han convertido en enemigos de nuestra patria. Pero aun así no se dan por vencidos, y se agarran a lo que les conviene, que es considerar los escaños conseguidos como resultado más favorable para ese supuesto plebiscito de independencia. Pero no admiten que han tenido unos resultados que no son nada favorables, y ahora necesitan apoyos externos para formar gobierno y tener la mayoría absoluta en el Parlamento catalán. Y aquí es donde aparece el Sr. Baños, presidente de CUP (Candidatura de Unidad Popular), ninguneando al Sr. Mas. Creo que hace muy bien no apoyarlo para que siga de Presidente, uno por los casos de corrupción en los que está envuelto, como ocultar la trama de la familia Pujol, lo del Palacio de la Música, y el cobro del 3% de comisión en las obras de infraestructuras; dos, por el fracaso en el resultado de estas elecciones, que no obtuvo la mayoría absoluta como tenía hasta ahora, y tres, el fracaso del falso plebiscito al no haber obtenido el 50% de los votos necesarios para declarar la independencia. Viendo las imágenes de la TV en la noche de ayer, todo eran jolgorios, cánticos y bailes, pero la procesión iba por dentro.
La tempestad la recogió el Sr. Rajoy por su necedad y torpeza de no haber prohibido ese supuesto plebiscito que ha puesto en peligro la integridad de nuestra patria. Si digo patria me refiero a toda España. Aquí los gobernantes catalanes le han metido un gol al Gobierno de nuestra nación. Ahora quedan tres meses escasos para las elecciones generales, y es de esperar que desde el Gobierno catalán vuelvan a intentar otra jugada con la independencia. Una respuesta firme y contundente por parte del presidente Mariano Rajoy contra esa pretensión de independencia le devolvería al Gobierno de España la confianza que ha perdido estos cuatro años de crisis y de reformas sociales.
Ángel Muñiz Fernández. Oviedo.
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