¡Guardia Real, bienvenida a Gijón!
Esta semana Asturias se vistió de gala para acoger a nuestros valientes; a todo lo largo y ancho del Principado se sucedieron homenajes, maniobras y exposiciones. Ayer le tocó el turno a la Perla del Cantábrico, con una serie de maravillosas demostraciones que tuvieron lugar en la plaza de toros de El Bibio. Fueron centenares de familias las que se citaron en el coso para vitorear los ejercicios de los bravos soldados españoles. Mientras pueblo y Ejército vayan de la mano y tiernos infantes agiten gozosos la bandera rojigualda, la patria jamás se fragmentará. Sin embargo, otras motivaciones parecen sentir ciertos conciudadanos que apostillan que la visita de militares de nuestra patria supone una apología de la violencia y el belicismo; una atroz falacia carente de todo sentido. El Ejército español no está oprimiendo a ninguna nación; antes al contrario, está arriesgando la vida de numerosos jóvenes en misiones humanitarias. Cuando las cosas vengan mal dadas (que será en breve, para nuestra desgracia), estos compatriotas serán los que, sin pestañear, saltarán a la trinchera para defender nuestro territorio y nuestras vidas. Y, por favor, dejen de hacerse cruces (o lo que hagan los laicistas, que, dicho sea de paso, me importa un ardite) con el pretexto de que vienen con armas. A los moros y a los franceses no se les expulsó hablando en femenino o celebrando romerías en el Pueblo de Asturias. Defenderé a capa y espada la libertad de expresión, pero perseguiré con feroz saña la mentira. En el futuro cualquier insulto a los que arriesgan la vida por la patria tendrá mi consiguiente réplica. Por cierto, violencia es zarandear a inocentes ciudadanos que acuden al teatro Jovellanos a presenciar un ballet israelí. Dejen ya de prohibir y no molesten. Y me despido felicitando a todos los componentes de la Guardia Real y prometiéndoles devolver visita para el 12 de octubre. ¡Viva el Ejército! ¡Viva el Rey! ¡Viva España!
Daniel Ángel Díaz Menéndez
Gijón
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