El nuevo calendario escolar en Asturias y la UE

El pasado sábado 26 de septiembre LA NUEVA ESPAÑA nos hacía un avance del nuevo calendario escolar para el próximo curso 2016-2017. Las novedades consisten en eliminar las tradicionales vacaciones de Semana Santa, sustituyéndolas por una semana a principios de marzo, y añadir dos semanas más de vacaciones, una a principios de noviembre y otra a últimos de mayo. Siempre respetando, aseguran, los 175 días lectivos mínimos que la LOMCE exige, para lo cual necesariamente hay que recortar días en las vacaciones de verano, eliminar puentes, etcétera.

Al parecer el motivo de este cambio trascendental es el mayor aprovechamiento pedagógico del alumnado, apoyándose en el calendario escolar de los países europeos.

Curiosamente, el mismo diario publicaba el miércoles 23 de septiembre unos datos sobre la competencia en matemáticas, lectura y ciencias en las distintas comunidades autónomas de España, además de en los países de la Unión Europea y de la OCDE.

Así por ejemplo, en matemáticas, Asturias está por delante de la comunidad autónoma catalana, Francia, Reino Unido o EE UU, al mismo nivel que Dinamarca (ambas con 500 puntos), a 14 y 15 puntos de Alemania y Bélgica, respectivamente, y a 19 puntos de Finlandia. Hay que decir que Finlandia está 35 puntos por debajo de Corea del Sur y 17 por debajo de Japón.

En comprensión lectora tenemos 504 puntos, superamos a Noruega, Reino Unido, EE UU, Dinamarca, Austria, y prácticamente estamos al nivel de Francia y Alemania, que nos sacan 1 y 4 puntos respectivamente. Finlandia nos saca 20 puntos, y Japón le saca a Finlandia 14 puntos y Corea del Sur 12.

En ciencias tenemos 517 puntos, y superamos al Reino Unido, Austria, Bélgica, Francia, Dinamarca, EE UU o Noruega, estando a 7 puntos de Alemania y a 28 de Finlandia, que a su vez está 2 puntos por debajo de Japón. En territorio nacional superamos a Cataluña, Madrid o País Vasco.

Si se acude a la hemeroteca y se revisan los datos con detenimiento, observamos que el alumnado asturiano está honrosa y significativamente por encima de la media del resto de España, por encima de la media de la Unión Europea, y por encima de la media de los países de la OCDE. No parece una situación dramática.

Es interesante hacer notar también, según datos de un estudio realizado por la doctora en Pedagogía Luján Lázaro Herrero, de la Universidad de Salamanca, que muchos de los países modélicos en resultados educativos tienen cinco períodos vacacionales, pero también tienen más días lectivos que Asturias. Así por ejemplo, de entre los países que nos aventajan en el informe Pisa, Alemania tiene 189 días lectivos, Finlandia tiene 190, Bélgica 182 y Holanda 200, por poner algunos ejemplos.

Asimismo, también varía el número de horas de clase diarias: mientras que aquí, al menos en Primaria, las jornadas son de cinco horas, en Dinamarca la jornada dura seis horas, al igual que en Finlandia, en el segundo ciclo de Primaria. En ciertas partes de los Países Bajos tienen jornadas partidas, etcétera. En sentido opuesto, también observamos que países con cinco períodos vacacionales están sistemáticamente por debajo del nivel asturiano o similar, por ejemplo Reino Unido, Francia, Noruega o Austria.

Vemos, por tanto, que los buenos resultados no se deben solamente a la redistribución de los períodos vacacionales. Quizá el número de días lectivos o el número de horas diarias de clase también tengan influencia, sin que al parecer se provoque estrés al alumnado, y con la ventaja de no dificultar tanto la conciliación laboral y familiar. Y otros muchos factores contribuyen a los buenos o malos resultados.

Pero en última instancia, todo esto viene a cuento de que el motivo esgrimido para el cambio del calendario escolar es aumentar el rendimiento, rendimiento que no parece estar comprometido a tenor de los datos. Podríamos decir que el nivel asturiano es aceptablemente bueno. Y no seré yo el que se oponga a introducir medidas que lo mejoren, siempre y cuando no sea peor el remedio que la enfermedad, porque lo cierto es que este nuevo calendario deja la conciliación laboral y familiar hecha unos zorros. Aunque sea el mismo número de días lectivos, la diferente distribución dificulta esa conciliación. Más o menos tenemos resuelto con quién dejar a los niños en verano: campamentos, cursos, actividades municipales, abuelos, etcétera. Pero además ahora tendremos que ver con quién dejamos a los niños en noviembre, en marzo y en mayo. Los abuelos no van a vivir siempre. Los campamentos y los cursos cuestan dinero, por lo que sólo quienes dispongan de suficiente capacidad adquisitiva podrán dejar a las criaturas en alguna actividad, con lo que el nuevo calendario, lejos de ser inclusivo, va a castigar a los más débiles y a causar mayores trastornos en el ámbito familiar.

Poner este calendario es empezar la casa por el tejado. Hay otras muchas cosas que cambiar, reestructurar y gestionar, antes de coronar la guinda del pastel.

En fin, yo lo que les pediría a los políticos, sindicatos y consejo escolar es que arreglen los problemas que hay, y que no creen problemas donde, razonablemente, no los hay. Y sobre todo que valoren si los beneficios que pretenden conseguir son proporcionales a los trastornos que van a causar.