Sicerturismo
En el suplemento “Siglo XXI” del pasado domingo, 27 de septiembre, pudimos leer un artículo de José A. Ordóñez sobre el auge del turismo de experiencia (aquel que está compuesto por personas que no sólo quieren mirar sino también participar) vinculado a la producción de la sidra y a los elementos culturales más que centenarios que la rodean. Tuve el honor de ser uno de los expertos consultados y tengo que decir que me gustó mucho cómo el periodista estructuró su reportaje. Normalmente escribimos a la prensa para protestar y discrepar, pero es conveniente también hacerlo para reconocer el trabajo bien hecho. Algún halago de vez en cuando lo agradecemos todos. Además, Ordóñez escribe muy bien, cosa que, aunque debiera ser característica del periodismo, por desgracia ha dejado de serlo. Solamente quisiera romper una lanza por un neologismo. Ordóñez emplea, siempre entrecomillando, el término “sidroturismo”. Yo animo a emplear el cultismo “sicerturismo”, lo mismo que para el vino acuñaron “enoturismo” y no “vinoturismo”. Aunque los gobernantes acosan permanentemente a las lenguas clásicas, no está de más reconocer que en ellas está la cuna de las nuestras, como en nuestro caso el asturiano y el castellano.
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