Desempleo o descrédito parlamentario
Señores políticos, no pueden seguir dejando solos a quienes llevan 2, 3 o 5 años en el paro; para ustedes debiera ser de emergencia parlamentaria él cómo ayudar y apoyar a estas personas. Recuerden que, en estos momentos dichas personas se sienten humilladas, perdieron toda estima personal, se sienten defraudadas consigo mismas y con el resto de la sociedad, solo les queda el apoyo de su familia, pero eso les desespera aún más, por la carga que representan. Perdieron toda esperanza, no les queda ilusión, han pateado ciudades, polígonos, empresas, estamentos oficiales, en busca de una mano tendida que al menos leyera delante de ellos su currículo. Pero un día, tras otro; un mes, tras otro y un año, tras otro; la misma escena con el mismo final, denigrante a más no poder para cualquier ser humano. ¿Imaginan, por un momento señores políticos, el despertar de cada día de estas personas? ¡No lo imaginan! de lo contrario Señor Fernández, a su gobierno no le veríamos tan alejado de la realidad y de la responsabilidad.
Por eso, a estas personas ya no podemos dejarlas solas ni un instante más, hay que acompañarlas desde las instituciones, darles consejo, dirigirlas y animarlas, que sepan ustedes están ahí. Deben de realizar un esfuerzo (ya sé, que es pedirles demasiado, que les cuesta levantar su culo gordo y hacer por los demás; ya que, así tendrán menos tiempo para lo suyo; eso sí, se les da de puta madre) pero deben desperezarse de una puñetera vez y remediar ese drama que viven miles de Parados, pero no solo ellos, sus padres y abuelos también sufren en su carnes y en su economía, ese abandono que ustedes hacen de su competencia. ¡Ya está bien de dejar la carga a las familias! para eso están nuestros impuestos, no para repartírselos entre ustedes como hacen hasta ahora.
Podrían, digo yo: de inmediato, porque la situación es de emergencia regional, hacer un marco de ayuda de todo tipo a estas personas y familias, una oficina abierta de par en par, para darles asesoramiento y expectativas, hacerlas sentir que tienen un motivo para mañana tener un despertar diferente al de los últimos meses. Saber que las instituciones les guiarán hasta encontrar ese trabajo que dignifique su existencia y justifique al mismo tiempo el sueldo de ustedes.
Podrían, digo yo: intermediar y comprometer a empresas públicas y privadas, darles facilidades a la hora de contratar ese tipo de parados.
Podrían, digo yo: aprovechar los recursos naturales que tiene esta bella comunidad, para innovar y crear empresas o dar facilidades para que alguien las lleve a cabo.
Podrían, digo yo, jubilarse ustedes a misma edad que el resto de mortales, y dejar espacio para alguno de estos parados.
Podrían, digo yo, sentirlos preocupados por este tema, verlos discutir, romperse los sesos en busca de soluciones para esta gente.
Podrían, digo yo, si los recursos son insuficientes, exigir dinero al gobierno central, a la UE, al banco Central, al Obispo de Roma, a la madre superiora o al diablo si fuera preciso ¡pero muévase!
Podrían, digo yo, irse por donde vinieron, si es que no saben dar solución a esta emergencia tan frustrante en sus manos, y así dejar que otros con más imaginación y ganas, lo intenten. Pero no sigan ni un día más cobrando de los impuestos de quienes abandonan a su suerte
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