Ruta por los escenarios de octubre de 1934
Cuando el diablo no tiene que hacer, con el rabo mata moscas. Fue el primer pensamiento al leer que el señor edil de Cultura de nuestro Ayuntamiento, con el visto bueno, supongo, del señor alcalde, programaba una "ruta por los escenarios de octubre de 1934", dentro de la "Noche blanca".
Pero pronto lo jocoso se tornó serio, porque el tema no admite bromas. Si la víctima está callada, primera reflexión, ¿por qué el agresor la provoca? Otra, si este señor edil posee currículum pancartero detrás del no a la guerra y a toda violencia, ¿por qué este encubierto sí a la guerra? ¡Ah, el rabo del diablo! ¿Se entrenará para próximas hazañas?
Creía que el progresismo, del que alardea, consistía en pasar página, trabajar y mirar hacia adelante, pero me había olvidado de la conveniencia del momento. Ahora toca retroceder, remover la historia, ensalzar proezas de perdedores y ultrajar a Oviedo y a la mayoría de sus gentes. La pedagogía que se vierta en la ruta no amortiguará el horror de aquellos días, ni salvará la incapacidad imaginativa y de gestión. No extrañe que, buscando sentido a la marcha, se intente voltear la historia, tejiendo sin sonrojo culpas y culpables entre aquellos sorprendidos habitantes del Oviedo de 1934. Curas y capital amanecerán con las orejas calientes.
Cuide a Oviedo, señor concejal de Cultura, que lleva muchos años siendo su "empresa" y no se merece reproducir y verter el odio sobre ella, acrecentado ahora por la nueva hornada de colegas. Basten dos muestras. Niegan el museo (lo llaman contenedor) de las reliquias y pocos días después prometen en Faro el de alfarería (felicidades a estos vecinos) y se adornan manifestando que la visita tenía por objeto salir de la calle de Uría y del Club de Tenis. Ante esta última salida de tono, sólo se me ocurre aconsejar que las madreñas (?) son para caminar y no para tirarlas a la cabeza de imaginario enemigo.
Pero, volviendo a octubre de 1934, los estremecedores reportajes gráficos de aquellas fechas están al alcance de la mano, así como las espeluznantes crónicas "in situ" escritas por José Plà, en aquel entonces corresponsal en Madrid para el periódico "La Veu de Catalunya" (publicadas por LNE en octubre de 2006), coincidente todo con lo que, boca-oreja, ha transmitido la gente de Oviedo que lo vivió. La verdad, pues, está documentada.
Plà enuncia causas: socialistas y comunistas en comandita con los hombres de Esquerra Catalana. Y un poco más allá escribe "cuando se ve Oviedo, como yo acabo de verla, en el estado en que se encuentra, no hay justificación posible de la política que ha provocado semejantes estragos". Y finaliza: "Salgo de Oviedo llevándome las manos a la cabeza".
Mas si "un punto de penitencia abrió el purgatorio a Don Juan", siempre cabe que, en un instante de sensible contrición, don Roberto, "Rivi", interiorice con los suyos aquello de "paz, piedad, perdón", tanto para los asaltantes embarcados en la revolución como para las gentes que la sufrieron por el hecho de ser "convenidos" de los grandes enemigos: Iglesia, Universidad y burguesía, desdoblada ésta en capital y empresario, y se aminoraría el tósigo.
Mi madre murió en 1994, tras larga y dura agonía. En un momento de lucidez nos dijo: que no os toque otro 34. A los tres días expiró. Mis padres vivían en la calle del Doctor Casal.
Insisto, señor concejal de Cultura, pase página, por Dios.
José M. Gómez Tuñón
Oviedo
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