¡Ahora, hablemos de Oviedo!
Pues si, hablemos de Oviedo, porque de tres meses para acá, la capital del Principado de Asturias, se ha convertido junto a la del Reino, en el hazmerreír por las incoherencias de dos mujeres; una ya adulta y la otra en periodo de madurez política, que están convirtiendo a dos ciudades cosmopolitas en dos simples arrabales al más puro estilo bonaerense. Es decir: dos ciudades, sin pena ni gloria. Dos capitales que llevan camino de ser reducidas a un culturalísmo esotérico y a un vergonzante cambio en el prestigio internacional.
Siempre se ha dado por bueno que los experimentos se hagan con gaseosa y no con champan, sea este francés o del Penedés. Pues no, se han empeñado en hacerlo con el mejor champan como son las ciudades de Oviedo y de Madrid.
Sus extravagancias de toda índole, más en lo cultural, claman justicia vecinal; pues ni la madrileña en Madrid, ni la ovetense en Oviedo, demuestran un conocimiento elemental; ni de la historia, ni de la tradición, y mucho menos de la cultura, que han hecho de Oviedo la capital del Reino de Asturias, en palabras de Sánchez Albornoz y de la Villa y Corte de Madrid el centro europeo de una España, que tuvo bajo sus dominios e influencia a toda la Europa occidental.
Sus histriónicas propuestas causan risa en cualquier ámbito mediamente culto. Denominar como obsoletos los premios Princesa de Asturias es dar a entender que los de Oslo lo son más y de tradición burguesa por el mero hecho de que exista un protocolo.
De ahí que algunos, como es mi caso, llevemos algún tiempo fijándonos en el protagonismo de esta alcaldesa de facto que tenemos en Oviedo, por su tendencia a salir en los medios de comunicación. Ahora puedo entender como la popularidad gusta tanto a los que carecían de ella. Pues sin aún haber demostrado nada, sin haber siquiera dicho algo con coherencia, solo hace su aparición en ellos para dar titulares que no los mejoraría ni el mismo Evo Morales.
Mal lo tienen los sectores hosteleros, turísticos y de transportes si sigue este sinsentido de sacar a Oviedo, no ya de la historia, abandonando sus edificios más emblemáticos y su patrimonio que es defensa de la humanidad, sino del prestigio internacional adquirido en estos últimos años, gracias a los éxitos deportivos de Fernando Alonso (por ejemplo) del Sporting de Gijón o del Real Oviedo. O aquellos como los premios Princesa - que han sido valorados, tras los Npbel, como los más importantes de Europa. Y qué decir de las grandes empresas ovetenses y asturianas, como Alsa, el Banco Herrero, nuestra Caja de Ahorros, o la iniciativa mundial de la familia Masaveu.
Ya está bien de hacer el ridículo político. Ya sobran tantas barrabasadas de quienes solo conocen la algarabía, las sentadas y los actos vandálicos antisistema. Ya nos estamos hartando de que sean los primeros en criticar a la banca por sus desahucios, y ellos, sin embargo, tengan acciones en los mismos que critican. Ya estamos hartos de que se ensalcen los actos antidemocráticos como lo fueron los hechos sangrientos de 1934, y quiten todos los signos de nuestra historia reciente, ganada en buena lid, en 1939, cuando media España, se opuso a ser comunista.
Ya que nadie ha consentido que se recuerde el 23F, ¿porque hemos de recordar otro hecho similar, como lo fue la Revolución de Octubre del PSOE, contra la democracia? Pues eso en Oviedo, pasa. Y pasa, porque entre todos, hemos consentido que cuatro resentidos, con mucha incultura política, accedan a la Institución más querida e importante de Oviedo ¡Su Ayuntamiento!
Cayese, señorita Alcaldesa y consorte-políticay váyase don Wenceslao, no puede usted estar tragando día si y día también cómo en su nombre se desprestigia la ciudad de Oviedo, de la que usted hoy por hoy, es su máxima imagen.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

