La principal pérdida o reducción del urogallo
Qué pérdida tan grande, como la del gallo montés. ¿Urogallo? Pregunta el señor, que escribe en este diario de LA NUEVA ESPAÑA, don Eduardo Bros Martínez, diario del día 21 del mes de septiembre.
Que quién lo ha diezmado, pues yo le contestaría a este señor que ni la caza, regulada, que se hizo en lejanos tiempos, ni nada del furtivismo, que es uno de los argumentos que estoy más que cansado de oír por todos los medios cuando se quiere culpar a alguien que no es (tal). La reducción de esta especie, como de muchas más, procede de la mala gestión que se viene aplicando, de cuatro décadas para acá, desde que se empezaron a cambiar todas las artes y costumbres de las gentes del campo, las cuales no eran tontas para el mantenimiento de los montes; me refiero a limpieza fuera de la manera que fuera, porque los montes antes generaban y producían mucha comida para todas estas especies, que son muchas las que están en peligro, la liebre, que ya se puede dar por desterminada; el corzo, más de lo mismo; que no es sólo el ave en cuestión, son muchas más, ya no nos quedan ni ardillas, qué pena, y para esto ya no hay ningún remedio, todo por culpa de unos irresponsables que no saben de nada, pero sí se colocan en puestos de gran relevancia, y no sé para qué. Para legislar y aprobar normas que no tienen ningún sentido, pero es que lo malo es el daño que hacen, que esto, por tener, no tiene calificativo (un desastre en toda regla) y el caso es que nadie les pide cuentas.
Los montes están súper sucios, extremadamente, cargados de malezas, maleza que aunque caiga alguna fruta de los árboles impide que la fauna salvaje la pueda aprovechar, ya que este mismo pájaro, que vive siempre del pastoreo, además es de la familia de las gallináceas, imagínense ustedes unas gallinas que estén en un cercado y las dejan sueltas por el prao, ya verán cómo lo agradecen.
Y no le digo si lo hiciera de continuo, ya vería cómo subía la producción.
Esto es un escarnio, lo que hicieron las autoridades, que fueran de Bruselas o de más acá, el caso es que nos echaron a perder una serie de especies impresionante, y mucho por hacer caso de aquellos que hacían como que sabían todo, con estudios que ellos mismos confeccionaban, pero que no tenían ni la más puñetera idea. El caso era colocarse en el puesto, y aquí estoy.
Para cambiar unas costumbres, de las cuales los campesinos sabían cuándo se podían realizar, repitiendo de la forma que fuera, ahora nos encontramos con que no dan nada, ni pastos, ni frutos, y por eso se nos va la riqueza de la fauna, porque el hambre no genera más que miserias y enfermedades, a las cuales ya se encargarán de buscarle algún nombre, para así amortiguar el daño que se hizo, el cual ya no tiene remedio.
Así que la reducción del urogallo es culpa de la mala gestión.
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