Drogas y pena de muerte
En el Día Mundial contra la Pena de Muerte (10 de octubre) Amnistía Internacional nos ha recordado que este castigo sigue utilizándose como herramienta en la denominada guerra contra las drogas. Un alarmante número de Estados de todo el mundo, en claro incumplimiento del derecho internacional, ejecuta a personas condenadas por cargos relacionados con dichas sustancias.
Al menos 11 países del mundo entre ellos Arabia Saudí, China, Indonesia, Irán y Malasia han dictado condenas de muerte o han ejecutado a personas por delitos de drogas en los últimos dos años, mientras que decenas de Estados mantienen la pena capital para delitos relacionados con ellas.
El derecho internacional limita el uso de la pena de muerte a los más graves delitos, definidos en general para incluir únicamente el homicidio intencional. Los delitos de drogas no entran dentro de esta categoría. El derecho internacional también fija como meta que los Estados avancen hacia la abolición de la pena capital.
Resulta descorazonador que tantos países sigan aferrándose a la falsa idea de que matando a personas conseguirán de algún modo terminar con la adicción o reducir la delincuencia. La pena de muerte no sirve para hacer frente a la criminalidad o para proporcionar, a quienes necesitan ayuda, acceso al tratamiento para superar la drogadicción.
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