De tal palo, tal astilla
El comportamiento irrespetuoso, antisocial o delictivo puesto de manifiesto entre algunos jóvenes y menores ha dado lugar a una heterogénea agrupación coral que, bajo los efectos de la estupefacción, sorpresa o alarma, ofrece un impulsivo concierto de propuestas que ponen el acento en las medidas coercitivas como, por ejemplo: reducir la edad penal de los menores, hacer leyes que penalicen con más dureza las amenazas o agresiones hacia el profesorado, prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en la calle, etc. Obviamente, existe una cierta deriva de valores que debe ser motivo de un serio debate social, pero, ¿acaso son estas conductas el producto de una erupción espontánea e independiente del mundo en el que viven? Estéril decisión pedagógica la de instalar tarimas en las aulas si, por ejemplo, desde las tarimas políticas se lanzan mensajes que desacreditan o ponen en duda la equidad de la justicia y la policía cuando tratan de esclarecer o depurar los comportamientos irregulares de los cabales y responsables adultos; o si desde un ayuntamiento como el de Estepota se impide la gobernabilidad por venganzas o espurios intereses políticos, aunque sus ciudadanos sean las víctimas de las nefastas consecuencias. De tal palo, tal astilla
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