Grosería y antipatriotismo
Fueron expresados públicamente, el día de la Hispanidad, por un sujeto que se dice ser actor, y sí que lo es, de zafios y vergonzosos espectáculos. Como el expresado ese día, exhibiendo una bandera republicana, defecándose –él empleó y repitió, desalentadamente, otro vocablo soez y grosero– en España, la bandera, en ese día solemne, y en no sé cuantas cosas más. Pero lo más indigno y vergonzoso es que el remate de esa retahíla de barbaridades fue dedicarle esa asquerosa palabra a la propia Virgen del Pilar, que tan multitudinaria y fervorosamente fue honrada ese día en Zaragoza. Nos figuramos cómo será la indignación de los maños, al ver semejante insulto y desprecio a su patrona, que lo es a su vez de España, mal que le pese a ese impresentable actor, que es merecedor del "Oscar" a la desvergüenza y la zafiedad.
El 12 de octubre vimos y tuvimos de todo. Desfile, en Madrid, de una representación de las Fuerzas Armadas; una cuestionada y discutida recepción, en el Palacio Real, con ausencia voluntaria de ciertos políticos y presidentes de partidos, amén de esos otros presidentes de esas comunidades que navegan por las turbias aguas de la secesión y el separatismo, que, en Cataluña, es ya verdaderamente preocupante y peligroso. Y todo porque en la Moncloa tenemos a un don Tancredo.
De coña, más que de cabreo, han sido las declaraciones de la alcaldesa de la segunda capital más importantes de España al calificar el Descubrimiento de América como un genocidio. Declaraciones más o menos parecidas, igualmente desafortunadas, las tuvo un alcalde de por allá abajo, de una ciudad andaluza, muy espectacular él, con pendiente a la oreya, que se está caracterizando con esperpénticos protagonismos. Hombre, a estos políticos hay que recomendarles que cojan la historia y se enteren de la verdad del Descubrimiento, y cuanto allí llevó España, que tanto atacan y desprecian. Pues que se vayan, leñe, y seguro que respiraremos mejores aires.
Todo esto, tan inexplicable, vergonzoso y lamentable, tiene una explicación, y es que es fruto y falta, ante todo, de una debida educación, a lo que hemos de añadir ignorancia, falta de formación y desconocimiento de las más elementales normas de conducta y comportamiento social. Y con este bagaje no se puede ir a un cargo político, porque entonces ocurren estos desafortunados casos, que deterioran y dañan nuestra imagen ante los demás países, tan respetuosos y defensores de todos su valores patrios. Que aquí se enfangan e insultan impunemente.
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