Riosa, prehistoria, belleza y tipismo
Riosa, al igual que Morcín, del que es limítrofe, es un pequeño concejo situado en el regazo de la cordillera del Aramo, del que se puede decir que es todo un encanto del medio rural y aldeano. Y en Riosa ha dejado una profunda huella la prehistoria, en Texeo, en sus minas de cobre, conceptuadas como las más antiguas de Europa, un buen señuelo hoy para completar con el turismo rural. Esas minas fueron explotadas por una compañía belga que, en Rioseco, al lado del pueblín de Llano, creó otro pueblín con unas buenas casas. Dirigía esa explotación de las minas de cobre, de Texeo, el ingeniero Van Stralem, bajo cuyo mando fueron descubiertos 191 huesos humanos pertenecientes a 16 esqueletos, según el minucioso estudio llevado a cabo por el doctor Alfonso Olóriz. Este prehistórico descubrimiento de restos humanos tuvo lugar en 1893 y trasladados finalmente al Museo de Anatomía Antropológica de la Facultad de Madrid.
Conocedor de todo esto, uno se fue a Rioseco y desde allí recorrió y examinó toda la zona de Texeo, durante varios días. Y el 20 de junio de 1993, un gran paisano, nonagenario, conocido como "Castañera", me llevó a un lugar donde sabía que había unos huesos humanos como los hallados allí en 1893. Sorprendente. Me costó trabajo localizarlos por la maleza, la profundidad y un nido de víboras, que por poco me inyectan su veneno. Sorprendente, sí, más cuando "Castañera" no me supo explicar cómo aquellos restos habían quedado allí y no fueron llevados, como los demás, al Museo Antropológico de Madrid. De aquel hallazgo me quedé y conservo un trozo de bóveda craneana (que, si les interesa, cedo al Ayuntamiento de Riosa), demostrativo de que el hombre primitivo tenía su cabeza preparada para recibir y aguantar toda clase de cachiporrazos, que era como entonces guerreaban los clanes y tribus entre sí.
"Castañera", que vivía en Rioseco, trabajó en la extracción del cobre en Texeo, a las órdenes del ingeniero Van Stralam, y recordaba perfectamente cómo y de qué manera encontraron aquellos 16 esqueletos, y el asombro y sorpresa que les causaron a todos. Y con esa gracia y socarronería que caracteriza al estimado paisano de la aldea, me hizo este comentario: "Cuando oyí decir al ingenieru que de qué podíen haber muerto aquellos homes tan antiguos, yo díxei que de fame, porque habíen quedao en los güesos...".
Riosa y las minas prehistóricas de Texo bien merecen una visita y es un importante objetivo para el turismo rural. Dos accesos tien: uno, por Santa Eulalia de Morcín, y el otro, por Pola de Lena, La Barraca, subida del valle de Muñón, coronar La Mesta y bajar a Rioseco, que es una ruta rural muy hermosa e interesante.
Y hermoso e interesante es todo el medio rural y aldeano de nuestra región, dicho sea una vez más aquí, que todos debiéramos conocer.
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