Paisaje antes y después de la batalla /2

El otoño es mi estación preferida y más si lo puedes disfrutar en Asturias. Es impagable tener el placer de contemplar en estos días esa sinfonía de colores otoñales en los Parques Naturales de Somiedo, de Redes, de Pongao el privilegio de abarcar visualmente el mayor conjunto de Europa de hayedos y abedules en la Reserva Natural Integral de Muniellos

El otoño con su belleza y la magia de los bosques teñidos de colores y tonalidades ocres, naranjas, rojizas, doradascon mil y un matices cromáticos acompaña cual decorado improvisado ese otro espectáculo otoñal que es la berrea del venado, cuyos bramidos envuelven el corazón mismo de los bosques y la montaña.

Otro espectáculo que esta vez vamos a soportar los sufridos ciudadanos será el bramido de la intensa, agónica, repetitiva, improductiva, interminable, antipedagógica campaña electoral. Especialmente insoportables serán los bramidos zafios, vulgares, patéticos del portavoz en el Congreso de los Diputados del PP, Rafael Hernando. Estamos instalados ya en campaña electoral desde el minuto cero de las pasadas elecciones catalanas, a las que dedicamos el primer Paisaje Después de la Batalla.

Las elecciones van a coincidir con el comienzo del invierno y las vísperas navideñas, cual regalo de navidad, algunas certezas se vislumbran en el horizonte y algún pronóstico que me atrevo a aventurar.

1. Después del 20-D asistiremos, además de al final del bipartidismo a la inauguración de un nuevo tiempo político que, en términos generales, aportará al sistema político español una mayor profundización en la democracia. Las nuevas fuerzas políticas emergentes (Ciudadanos y Podemos) obligarán a pactos de carácter estatal donde primará el interés general, sustituyendo al interés autonómico que es lo que ha primado durante los últimos 35 años, en los pactos con los nacionalistas y ya no será necesario hablar catalán en la intimidad.

2. Es muy probable que ahora sí, se proceda a la tan necesaria y urgente reforma de la Constitución. El alcance de la misma dependerá de la voluntad política de los protagonistas y tendrá un valor semejante al que tuvo la constitución del 78.

La reforma de la Constitución junto con la reforma de la Ley Electoral, la reforma de la justicia no sólo aportaran mayor transparencia en el ejercicio de la política sino que es esperable que ese fantasma que ha recorrido España en los últimos veinte años, la insoportable corrupción, sea menos virulenta, menos asequible y por consiguiente menos impune de lo que ha sido hasta ahora y, en todo caso, que la tentación por la misma sea más difícil.

3. La deriva independentista catalana tiene los días contados porque no habrá otro escenario que el referéndum. Se pondrán sobre la mesa de modo mucho más transparente que hasta ahora, los pros y contras de una Cataluña independiente, sus costes y consecuencias y, donde los ciudadanos, sin manipulaciones podrán decidir sobre su futuro. Todo apunta a unos resultados semejantes a los de Escocia e incluso podría aumentar el porcentaje de partidarios de continuar en España.

4. Como me gusta mojarme y dado las previsiones demoscópicas que conocemos hasta el momento, mi opinión personal es que el PSOE ganará las próximas elecciones generales por un estrecho margen respecto de Ciudadanos y del PP que serán la segunda y tercera fuerzas políticas respectivamente. El PP, con ese resultado y esa posición, iniciará su descomposición interna. El último episodio protagonizado por Arantxa Quiroga en el país vasco, da la medida de cómo el PP que ha utilizado el terrorismo en beneficio propio, pretende seguir haciéndolo aunque éste haya terminado. La derecha extrema está muy presente en éste partido.

Como ya he señalado en otro lugar, Ciudadanos pasará a representar a esa derecha civilizada, anhelada desde los inicios de la transición, esa derecha homologable en Europa y que el Partido Popular (antes Alianza Popular) no podía representar al arrastrar el estigma de la herencia franquista. No es descartable, por tanto, una gran división, donde los más moderados encuentren refugio en Ciudadanos y el resto se quede como lo que siempre han sido, derecha extrema (apadrinados por J.M. Aznar)

5. A pesar de haber contribuido al saneamiento de la política y al inicio de un nuevo tiempo político en España y con un resultado electoral en torno al 14-16% de los votos, Podemos será, después del PP, la gran derrotada. En condiciones normales un partido nacido hace escasamente dos años, esos resultados no dejarían de ser un éxito y un estímulo para continuar contribuyendo a la dignificación de la política y a la justicia social, pero cuando se nace pretendiendo asaltar los cielos, despreciando a los que antes asesorabas y dando una imagen de prepotencia, amén del vaciamiento ideológico y de la indefinición en los temas centrales, los electores toman nota y progresivamente se van apartando. Sólo así se explica la pérdida de la mitad en intención de voto en 8 meses (del 28,3% en Febrero al 14,1% actual) y no las descalificaciones y provocaciones de un pésimo periodista como es Eduardo Inda o el socorrido enemigo externo que sólo sirve para mantener viva la inquebrantable adhesión al líder (basta con seguir los pronunciamientos y seudos debates en lo que llaman espacio de participación de Podemos que es Plaza Podemos, para certificar lo que señalamos)

6. IU, bajo el paraguas de Ahora en Común, aguantará el tipo (5-6%) porque muchos votantes desencantados de Podemos volverán.

Y un deseo: nuevos tiempos, nuevos protagonistas, nuevas políticas inexorablemente deberían conducirnos al debate y promulgación de una ley que regule la muerte digna y a la eutanasia.

El episodio vivido hace escasos días en Galicia por una familia que luchó en los tribunales y contra las autoridades sanitarias, para conseguir que su hija de 12 años, aquejada desde los tres de una enfermedad irreversible, una muerte digna y terminar con el sufrimiento de la menor y de los padres. La ADD ( Asociación por una muerte digna) viene demostrando a lo largo y ancho de España que el episodio de la familia de Galicia o el caso de José Luis Sampedro no son hechos aislados, ocurre todos los días y en todos los hospitales de España. Ciudadanos desahuciados están muriendo después de soportar durante meses dolores innecesarios, inhumanos. Enfermos terminales solicitan ayuda para terminar con ese empecinamiento terapéutico que algunos médicos, confundiendo sus principios fundamentalistas/ religiosos con los deseos de sus pacientes, ponen por delante los primeros, erigiéndose en defensores de la vida.

Nadie se explica que éste tema no figure en la agenda de ningún partido político, cuando la ciudadanía por una inmensa mayoría (75-80%) es partidaria de su regulación como ya lo es en Holanda, Bélgica y Suiza. Cobardía política y una vez más, doblegarse ante el poder de las sotanas.

Los derechos y libertades humanas no estarán terminados, mientras no se incluyan en la Constitución el derecho a una muerte digna y la libertad de ser dueños de nuestro morir. Al menos por mi parte, me gustaría poder llegar a ejercer ese derecho y no tener que trasladarme a Suiza a terminar mis días.