¿Se puede hacer peor?
Esa es la pregunta que nos hacemos cada año los alumnos de la Escuela de Idiomas de Oviedo cuando nos matriculamos en un nuevo curso.
El interminable proceso de matrícula ya comienza en junio, con la admisión de los alumnos, da igual que seas antiguo o nuevo alumno, que apruebes y promociones o que suspendas y repitas, todo el mundo tiene que solicitar admisión, es decir, que puedes llevar tres cursos aprobados y al cuarto no tener plaza porque se la asignan a un nuevo alumno. Una vez admitido como alumno, el siguiente paso es la recogida de documentación en el centro y la elección del horario al que puedas asistir. Este segundo paso del proceso se realiza en septiembre, indistintamente si has superado o no el curso en la convocatoria de junio. Pero el proceso no acaba aquí, después de recoger la documentación te dan cita para otro día, donde tienes que entregar toda la documentación en la secretaría del centro.
Este precario proceso de matrícula te obliga a faltar al menos 3 días a tu puesto de trabajo, y aunque quieras hacer una escapada y ausentarte 10 minutos, no puedes, porque te encuentras con unas largas e interminables colas, debido al gran número de alumnos y al escaso número de empleados públicos.
Después de informarme cómo realizan el proceso en otras comunidades autónomas, he sacado una clara conclusión: somos la comunidad que peor gestiona este proceso, qué raro, ¿verdad? Pues es así, porque carecemos de una aplicación informática que permita realizar la matrícula vía online, porque nos aglutinan a todos los alumnos en el mes de septiembre, penalizando a los alumnos que han superado el curso en la convocatoria de junio, porque exprimen al máximo durante unas semanas a los empleados públicos que no dan abasto durante este proceso. Pero da igual, tú escuchas hablar a nuestros representantes políticos a nivel provincial y todo va perfecto, todo funciona a las mil maravillas, invierten mucho dinero en educación... ¡Pues no, señores! Son unos auténticos incompetentes en esta materia, hagan el favor de informarse cómo se opera en otras escuelas y apliquen las mejoras que crean oportunas. Si yo, un simple alumno, fui capaz de levantar el teléfono e informarme del funcionamiento de otras escuelas, mejor lo podrán hacer ustedes. Por ejemplo, las escuelas de Valladolid, Santander y Sevilla, entre otras, realizan la matrícula vía internet, las del País Vasco matriculan en julio a los alumnos aprobados en la convocatoria de junio...
Estas son algunas de las mejoras que se pueden llevar a cabo para mejorar el proceso, pero parece ser que esta Consejería de Educación prefiere quedarse apoltronada en sus despachos antes que reaccionar y hacer más accesible la educación a los ciudadanos.
Quiero acabar mi escrito excluyendo de cualquier culpa a la dirección y empleados públicos de la Escuela de Idiomas de Oviedo, ya que ellos son los primeros que sufren todos y cada uno de los problemas arriba expuestos. Cada año estos trabajadores hacen malabares para poder matricular a tres o cuatro mil alumnos en muy pocos días.
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