Al cura de Granda
La muerte en sí es muy triste, más aun para la familia, donde se acumulan sentimientos encontrados, además del dolor por la pérdida, los recuerdos felices y amargos, momentos vividos en compañía de esposa, hijos, amigos o familia. Una bomba de emociones a flor de piel que por cualquier mal gesto se puede convertir en una explosión de rabia e impotencia, que una vez pasado un par de días, y con la mente serena, te llevan a escribir estas palabras.
El pasado 30 de septiembre se enterró a José Celestino García en Granda (Siero), acompañado por todas aquellas personas cercanas a él que lo querían y apreciaban. La sorpresa y asombro nos los llevamos cuando después de media hora de retraso llega el cura a la iglesia reconociendo que se le olvido el funeral…, bueno, de la sorpresa y el asombro pasamos a la indignación y el enfado al comprobar que después de una breve misa da por finalizado el sepelio, sin dar responso, la paz, ni la bendición; será que tenía mucha prisa…, pero eso no debería afectar a sus funciones. Bajo mi punto de vista, es vergonzoso e inmoral el comportamiento de dicho cura y espero que por lo menos se digne a pedir disculpas.
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