Negociación en el ámbito sanitario
Esperando. Así se encuentra siempre el personal estatutario del Servicio de Salud asturiano. Esperando a las convocatorias de ofertas de empleo que datan de 2008. Esperando la resolución de los concursos de traslados, convocados a cuentagotas y con un retraso de 5 años. Esperando sentarse a negociar una nueva oferta de empleo público que abarque todas las categorías. Esperando que se apliquen los decretos que sentencias judiciales les obligaron a publicar, como el de mandos intermedios y puestos singularizados. Esperando la relación de puestos de trabajo y la cobertura definitiva y total de la plantilla de profesionales al servicio de la sanidad. Esperando una negociación seria sobre aspectos tan importantes como la devolución de derechos sociales y retributivos, cercenados invocando la eterna crisis. Esperando las elecciones, esperando los nuevos nombramientos, esperando esperando. Pues ya está bien de esperar. El nuevo consejero y su equipo están obligados a terminar con esta situación abriendo los foros de negociación y poniendo las cartas boca arriba, tanto si gustan como si no. La contemporización y la invocación de situaciones eternamente coyunturales han sido los principales obstáculos con los que los profesionales sanitarios se han topado en las últimas legislaturas, cuando no la publicación de normativas sin el mínimo respaldo sindical, lo que ha dado lugar a enfrentamientos y conflictividad laboral. Es necesario solucionar los temas pendientes, aquellos que se cerraron en falso y los que ni siquiera se afrontaron, para tratar de dar respuestas al colectivo de trabajadores y usuarios que forman nuestra sanidad. Urge, pues, que sepamos qué proyectos tiene en mente el equipo del nuevo consejero y cómo y cuándo piensa llevarlos a cabo. El añejo proyecto de la unificación de las áreas sanitarias, la normativa que defina inequívocamente el ámbito de éstas, después de la fusión/confusión entre las gerencias de atención primaria y las de especializada, la falta de profesionales en algunas especialidades médicas, la necesidad de un nuevo acuerdo de jornada laboral, la regulación de las especialidades de Enfermería, la convocatoria de ofertas de empleo con las categorías de personal no sanitario, la negociación del caducado acuerdo de libertad sindical, la carrera y el desarrollo profesional, la acción social, etcétera. Todos estos temas, además de antiguos acuerdos incumplidos u olvidados, deben ser tratados sin dilación en las mesas negociadoras, tanto la general de la función pública como la sectorial de sanidad, con voluntad de llegar a acuerdos por ambas partes, sin palos en las ruedas ni rancios corporativismos. En ese sentido, el Consejero ha dado un primer paso reuniéndose con los representantes de los sindicatos sanitarios poco después de tomar posesión, en un gesto que tiene que pasar de ser eso, un gesto, a ser costumbre, es decir, fuente de derecho. Un diálogo que luego tiene que refrendarse negro sobre blanco en los foros legalmente establecidos. La sanidad asturiana no puede permitirse otra legislatura de crispación y decretazos, de falta de acuerdos y recortes, de contemporización e incumplimiento normativo. Por eso hay que sentarse a hablar cuanto antes. A ser posible ayer.
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