Dios te libre de tener un mal vecino
Dijo mi amigo Lorca que dejaba América (los anglosajones llaman a Estados Unidos América) después de muchos años de trabajo y esfuerzo personal para ser un gran profesional. Le recomendaron que fuese a su tierra, la tierrina y que Oviedo le ofrecería una mayor tranquilidad de vida a un corazón cansado.
Dio Lorca de bruces con la España más negra, la España cañí, la de los propietarios que compraron un piso hace más de cuarenta años y no evolucionaron, es más, se creen su propia ignorancia. Estaba Lorca tan ilusionado con volver, ¿qué asturiano no echa de menos volver a su tierra? Un piso precioso, a todo lujo, vistas al Naranco, todo ello en la calle de la Pulmonía.
La España más negra representada en una familia de padre e hijos que piensan que el edificio les pertenece por algún tipo de derecho divino y que los demás residentes les deben pleitseía, antes que Lorca ya fueron unos cuantos los que se fueron amargados, echando pestes de ésta gente, que aparte de ser conflictivos, no parece que quieran tener vecinos alrededor, es decir, quieren vivir en un piso alto, pero sólos, no quieren a nadie ni nadie los quiere a ellos.
Lorca es gay, pero en el edificio donde vive no les gustan los gays, prefieren a Franco, es cuestión de gustos, de mal gusto.
Viene al caso el malo de la película, un hombre de medio metro de altura y cara de pocos amigos, tiene cara chunga, parece como si hubiese hecho algo muy malo en la vida y lo llevase escrito en la cara. Desde que Lorca se mudó a su piso, un ático precioso, éste señor, que dice ser Policía Nacional, le estuvo espiando día y noche desde la ventana. Tras haber puesto vinilos en las ventanas, el nefasto personaje se dedicó a patrullar la puerta del piso de Lorca, es decir, que en lugar de coger el ascensor enfrente de su piso, lo coge del lado de mi amigo, quien es hipersensible a los ruidos.
Voy a llamar a éste señor, del cual desconozco su nombre, Inspector Andarica, por llamarle algo, porque no deja de ser un tipo maleducado, cobarde, sinverguenza y mal vecino, además que ni es propietario ni arrendatario, es decir vive de los pucheros que hace mami, con más de 50 años y no respeta a vecinos con tendencia sexual diferente a la habitual por esos lares (¿homofobia quizás?) ni respeta las zonas comunales del edificio, por ejemplo dejando la puerta del portal abierta, exponiendo a los vecinos a los daños de buzones y ascensores, haciendo un mal uso de los ascensores, pues cada vez que sale de casa llama al ascensor de su lado, pero luego se sube al que está del lado del piso de Lorca o por ejemplo, cuando sube a casa, toca todos los botones del ascensor y va parando en todos los pisos uno por uno.
Que digo yo que es mala suerte dar con un desgraciado de vecino que ni paga renta ni hipoteca, y que vive de mami con más de 55 años y encima, que por ser Policía Nacional, con todos mis respetos a la Policía, se cree Dios y actúa como si fuese un matón de barrio y un chulo de discoteca.
Lorca le ha puesto una denuncia por acoso psicológico, y además hay testimonios que confirman lo mucho que les gusta a esta familia hacer la vida imposible a la gente de su alrededor. Ellos preferirían una justicia parcialista, quizá como en tiempos de Franco, que sólo les diese la razón a ellos, los vencedores de la guerra.
Oviedo es una ciudad maravillosa pero como dice el título de ésta carta, dios te libre de tener un mal vecino, porque te hará un daño que no hay dinero que lo pague.
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