Ante las elecciones generales
Pensaba que algo tendría que decir, dado la proximidad y el debate y tensión que ya se está generando en el ambiente. Pero quiero mantener algo que me he propuesto en mis escritos: no entrar en temas concretos, ni de política local, ni de política del país. Lo que pretendo es que los lectores piensen en las cuestiones que propongo y, si estoy acertado y les motivo para que se formen un criterio, respetando su libertad de elección en cada uno de los temas. Sí, puedo recordar, en esta ocasión, que es una obligación del buen ciudadano participar, cada uno en lo que le toque hacer: votar; formar parte de una mesa; actuar en el apoyo a unos candidatos. Y para todos sirve: respetar a las personas que tengan ideas distintas o contrarias a las nuestras. Se pueden apoyar los puntos de vista personales con vigor (porque pensamos que para nosotros son los mejores, o al menos, los posibles, de acuerdo con los momentos actuales, y los más acertados para conseguir cuanto antes el bien común de la sociedad y como consecuencia de cada de sus componentes. El desprecio o los insultos: “no tienes ni idea”, “eres un mentiroso”… deberían desterrarse de la discusión política. Nadie puede arrogarse el ser poseedor de la verdad, ni utilizar la desautorización para vencer. Se trata de convencer con razonamientos y propuestas acertadas
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