Un año para reflexionar sobre los premios
Los premios "Princesa de Asturias" 2015 han pasado y llega el momento de reflexionar y recoger las banderas caídas en la batalla. El anuncio de la vicealcaldesa de Oviedo, Ana Taboada, a través de su periódico, de que acudiría a la concentración de protesta convocada en la Escandalera y la descalificación global de los premios, calificándolos de pasados de moda, encendieron una guerra cruzada de declaraciones que sólo se incrementó con las irresponsables palabras del concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, "Rivi", asegurando que se podían crear otros mejores que los actuales. La ciudadanía respondió con indignación y se movilizó en una plataforma ciudadana que hasta hoy ha conseguido recabar miles de firmas físicas y a través de internet para apoyar estos galardones. Lo único que se ha conseguido con la posición mantenida por estos ediles es hacer daño a Oviedo y a su imagen. Por eso, tal y como se proclama una y otra vez en las ceremonias de entrega de los premios, es hora de llamar al consenso y al acuerdo entre diferentes.
La vicealcaldesa y el concejal de Cultura deben reflexionar sobre qué han logrado con sus extemporáneas declaraciones, fuera de lugar y más propias de políticos aficionados que de representantes elegidos. Todo lo que es bueno para la ciudad, genera activos turísticos, eco en los medios de comunicación y moviliza a la ciudadanía en torno a valores positivos como la cultura, la solidaridad, el deporte y el conocimiento también es bueno para la Corporación. Es evidente que un político tiene sus ideas. La señora Taboada y el señor Rivi pueden ser republicanos, federales y estar preocupados por el estado social, pero ante todo son vicealcaldesa y concejal de Cultura de Oviedo. Desde esos puestos de responsabilidad también representan a todos los ciudadanos de bien que no comparten sus ideas y no les votaron. Que el concejal de Cultura respalde una manifestación en contra de un acto donde se reconoce a Emilio Lledó, Leonardo Padura y Francis Ford Coppola debería hacerle cuestionarse de qué clase de cultura es concejal, qué entiende por cultura, dónde cree que estaría la cultura, si pudiera andar, esa tarde.
Estas declaraciones y posiciones políticas, donde se han confundido gravemente la política y el interés general de Oviedo, sólo han causado perjuicio, dolor y división. Pero ahora tenemos todo un año para restañar las heridas y tender la mano. Los premios "Princesa de Asturias" no van a desaparecer y nunca se van a ir de Oviedo. Es bueno tener claro el final antes de empezar un camino. No sólo porque el trabajo de la Fundación es impecable, sino porque la ciudadanía ha demostrado con su participación masiva en todos los eventos organizados lo que significan para ellos. Acudiendo a sus charlas, encuentros, proyecciones de películas y exposiciones han votado con su presencia que quieren que Asturias siga siendo una vez al año polo de actualidad cultural a nivel mundial. Ellos son su mejor aval.
Los citados representantes políticos ovetenses tienen que considerar si merece la pena volver a sembrar la discordia donde hay acuerdo; si su tarea al frente de un Consistorio consiste en oponerse a las iniciativas que benefician a su ciudad o remar a favor; si quieren convertir en apestados políticos a una parte de sus ciudadanos o estar orgullosos de ellos y de lo que hacen; si quieren ser, por fin, los representantes y ediles de todos o sólo de una bandería que les jalee. Ese camino se empieza asumiendo los errores cometidos y trabajando junto a la Fundación para que el año que viene los premios "Princesa de Asturias" 2016 sean una oportunidad aun mejor de demostrar a España y al mundo lo que Asturias es capaz de hacer cuando reconoce de esta manera a personalidades tan destacadas. Como dijo Isaac Rabin, esta tierra no tiene que tenerle miedo al futuro al acoger estos premios.
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