Gracias a la Fundacion Princesa de Asturias
Hace unas semanas me comentaron que la señora Taboada había dicho que los Premios de la Fundación Princesa de Asturias estaban "pasados de moda". No me creí que hubiera utilizado tan pobre y pueril argumento para atacarlos. Pero cuando consulte la edición de LA NUEVA ESPAÑA vi esas mismas palabras, entrecomilladas. Lo que me llevó a pensar que quizá esa señora debería reorientarse profesionalmente dedicándose al estilismo, y no a la política.
Supongo que ya se ha dicho, pero señora Taboada, la cultura no pasa de moda. Usted no ve los beneficios para Asturias, pero sí los que disfrutamos de las exposiciones Miquel Barceló y de Sebastiao Salgado o las conferencias de Amos Oz, Stephen Hawking, Peter Higgs y François Englert. Y tantos otros, que nunca habrían pasado por Asturias de no ser premiados. Todo gracias a la Fundación. El hecho de que cada euro recibido como subvención genere 5,2 euros de retorno en Asturias (datos de 2010) no pasa desapercibido para los que han instaurado los Premios Princesa de Girona y Princesa de Viana, por ahora malas copias de los premios de la Fundación Princesa de Asturias. En comunidades tan independentistas y republicanas, por cierto.
No deberia ser necesario recordar que los premios de la Fundación Princesa de Asturias no fueron creados por la Casa Real, sino por empresarios asturianos que querían hacer algo bueno por Asturias, y vaya si lo hicieron. Nunca se lo agradeceremos bastante. Asturias es un Principado, guste o no, y aquellos empresarios le ofrecieron al entonces futuro jefe de Estado la Presidencia de Honor de la Fundacion para darle un respaldo y una relevancia a lo que en sus primeras ediciones era muy ambicioso, tanto que nadie se atrevía a pronosticar lo que ha sido realmente. He tenido que salir de España para buscarme la vida, y tengo motivos para estar tan indignada como cualquiera de los que participan en las marchas de la dignidad; pero atacar a la Fundación, la institución que más ha hecho por Asturias en los últimos siglos se parece demasiado a quemarse a lo bonzo.
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