Un gobierno municipal sectario
Charles de Montalembert definió a la perfección en el XIX cuál es el modo de actuar de quienes hoy, en el siglo XXI, constituyen el tripartito ovetense, o al menos la parte que manda que es IU y Somos, siendo el PSOE, simplemente, rehén de su propia ambición. Decía el político e historiador francés: "Cuando soy débil os reclamo libertad en nombre de vuestros principios; cuando sea fuerte os la negaré en nombre de los nuestros". Y en estas estamos, sufriendo por mor de la aritmética electoral, que no de la mayoría popular, un gobierno municipal sectario que intenta imponer su visión única de la vida.
Con la polémica de los premios "Princesa de Asturias" hemos visto la verdadera cara de estos partidos de izquierdas, que aun siendo menos, no temen imponer su particular visión de la vida. Intentan imponer su ideología excluyente al resto de ovetenses que no la comparten. No se entiende, y lo dice alguien de provincias que visita tres veces a la semana la capital, que de verdad sea necesario atacar a la iglesia y pretender asfixiarlos económicamente, luego seguir con la Fundación Gustavo Bueno y, por último, como el cazador que va buscando piezas cada vez más interesantes, ir a por la Fundación Princesa de Asturias. No alcanzo a entender el fin último de estas políticas, ni siquiera por qué se considera una prioridad.
Con su ataque a la Fundación Princesa de Asturias han pinchado en hueso, y no por ser la primera vez que para dar subvenciones se mira quién pertenece a un patronato de una fundación sin ánimo de lucro, hasta ahora sólo se miraban sus fines. Han pinchado en hueso porque pensaban que el mundo gira en la misma dirección que ellos y se han dado un choque de realidad al descubrir que la mayoría, esa que no es como ellos pero que no necesariamente tienen que ser monárquicos, no está por la labor de transigir en esto. Serán muy republicanos, pero también un poco ignorantes del sentir de la gente a la que representan y deben respeto. Oviedo, y los ovetenses, están orgullosos de sus premios y de ver cómo durante una semana la región sale en prensa nacional por algo más que la niebla en Barajas o las huelgas mineras. Está muy bien que se nos conozca más allá de nuestras fronteras por fomentar la cultura y no por un sindicalista que se ha acogido a la amnistía fiscal y nadie sabe de dónde salieron los millones de euros que ha blanqueado.
Oviedo es una gran ciudad que cautiva y tiene mucho que enseñar. Una ciudad, que en palabras de Woody Allen: "Esto es como un cuento de hadas, y además con príncipe y todo". No hay mejor escaparate para todo lo que tiene que ofrecer Oviedo que los premios "Princesa de Asturias". La inversión de 350.000 euros es ridícula en comparación con lo que costaría conseguir el mismo efecto publicitario, de recurrir a medios más convencionales. Terminar con esto por prejuicios ideológicos demuestra tan poca vista como tan grande la ceguera para atraer inversiones por parte del tripartito.
El tripartido ataca a lo desconocido, pero gracias a su actitud podemos conocer su verdadera faz. Esa cara que la mayoría de Oviedo les ha pintado con educación y respeto. De su ridículo al intentar boicotear los premios no se van con las manos vacías, se llevan una lección de la muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena Ciudad de Oviedo y sus gentes, que espero tarden en olvidar.
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