La PT, droga y el sistema
Lo que relato ocurre en Mieres, que es donde resido, pero seguramente se podrá extrapolar a otros lugares.
Es habitual que en alguna cafetería de la zona peatonal próxima al parque Jovellanos se empiece el lunes por la mañana ya fumando porros en la terraza por parte de varios jóvenes, en un abanico de edad que va desde los veinteañeros hasta alguno de 40 o más, acompañado de bebidas alcohólicas. Y que esto dure la semana entera.
Por ser un lugar relativamente pequeño y porque estamos en provincias, de muchos se sabe que no tienen oficio ni beneficio conocidos, salvo que algunos "supuestamente" trafiquen. Y no entrecomillo "supuestamente" por miedo a una querella, sino porque algunos han pasado por el Juzgado por esos motivos y o bien están en libertad con cargos o a saber.
Y aquí hay muchas cosas que no encajan, un consumo variado (drogas, alcohol, coches, móviles de última generación, prendas de marca, etcétera) que no se sabe cómo se costean.
Una improvisada mesa de cafetería hace las veces de oficina particular de algún camello del tres al cuarto, también existe "tele-droga" a pocos metros de allí: sale el histórico de turno que trabaja desde casa, a suministrar mercancía.
Y mientras, unos cuantos venden "supuestamente" con toda impunidad, al fresco; muchos de los enfermos a los que les vendían la droga están en centros de desintoxicación o bien en centros penitenciarios.
No quiero olvidarme, con todo el respeto del mundo a ellos y sus familias, de los que han fallecido en esta guerra.
De los que se encuentran en prisión, sólo decir que muchos se están "comiendo" más condena que la que verán nunca muchos de los que se han lucrado con su adicción, que pierden vida, esperanza, salud y todo lo que se quiera añadir aquí, y todo eso en el mejor de los casos, porque para muchos la prisión es el final.
En un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Oviedo, los psicólogos han denunciado la falta de terapias en sitios como el centro penitenciario de Villabona, donde muchos permanecen abandonados a su suerte.
Quiero emplear este medio para mandar un fuerte abrazo a todas las familias que sufren este problema y un enorme aplauso a los que colaboran en erradicar esta lacra.
Y que esas campañas que realiza a veces la Policía de acudir camuflados a "cazar" a los dueños de perros incívicos las extiendan a estos delincuentes asesinos en potencia que son los traficantes de drogas.
Como dice el filósofo y flamante premio "Princesa de Asturias" Emilio Lledó, con tantos medios de comunicación con los que contamos actualmente no podemos permanecer inermes ante ciertas cosas. Por eso denuncio que el mundo está al revés y mientras unos se lucran con la desgracia ajena, otros se mueren lentamente, olvidados de todos.
Gracias a los que han leído esta carta y a los que luchan cada día en esto, mucho ánimo.
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