Pujol, Rato y Villa ya no tienen segunda oportunidad
En esta vida son importantes las apariencias, por eso, todos solemos tener un comportamiento respetuoso para con los demás si queremos ser valorados y apreciados. Para ello no solo debemos ser considerados y amables en las formas, es imprescindible acompañarlo de un fondo que emane seriedad, sinceridad, solidaridad, fiabilidad y honradez.
Como ven la teoría está muy bien, quien cumpla lo del párrafo anterior, sería la persona perfecta. Pero en la realidad, la vida misma, nos depara un abanico de personalidades y sujetos que cumpliendo con todo eso, al final nos salieron rana. Y cuando esto sucede, te quedas como desorientado, no sabes ya en quien confiar, ya no vale ese patrón para suponer la buena gente. Viene todo al caso, por los últimos individuos con ese perfil, en formas y fondo, que nos la dieron con tocino: Rato, Pujol y Villa.
Los tres, han destruido sus mitos, ¡Y qué mitos, borraron de un plumazo! Si pudieran volver atrás sus vidas seguramente no volverían a caer en esa tentación, ¿cuántas veces se lo preguntarán a la almohada? en el fondo me dan pena. Porqué pasarán a la historia por golfos, cuando hasta hace pocos meses todos les teníamos en gran estima y admiración por su aportación a la sociedad. Todos somos una mierda cuando el egoísmo, el vicio o la prepotencia se apoderan de nuestra mente. Quien más o quien menos ¿quién no ha tenido a lo largo de la vida algo de lo que arrepentirse o sentirse incluso avergonzado de ello? Por la relevancia del personaje, porque no ha trascendido más allá de nosotros mismos, o de nuestro pequeño entorno, se quedó como en poca cosa, y en ese caso nos dieron la oportunidad ante otros, y los demás, de enmendar, para luego en segunda oportunidad poder aparentar ser mejores de lo que en realidad lo fuimos en algún momento de nuestra vida. Por eso me dan pena Puyol Rato Y Villa, sobretodo éste último; ellos, ya no tienen segunda oportunidad, están marcados por todos, sin posibilidad alguna de esa segunda oportunidad que tuvimos los demás de poder volver atrás, y reparar en lo posible esos desaciertos o imperfecciones.
Es cierto que éstos tres, más que por egoísmo fue por avaricia, ya que tenían todo: prestigio, fama, amigos, reputación de la buena, dinero y poder. Las reglas de buena conducta no valen a la hora de aplicarlas al ser humano a lo largo de toda una vida, pueden engañarnos desde el principio como Puyol, pueden hacerlo a medio camino como Rato, o pueden caer en un momento de debilidad al final de una vida como Villa, el que pensábamos Señor del SOMA.
Por supuesto que deben pagar por sus fechorías, si es que así lo interpreta el Juez. Pero alguno de ustedes se paró a pensar, ¿qué hubiera pasado si ustedes fueran ellos, en las mismas circunstancias? Alguno dirá, seria honrado toda la vida, como lo he sido hasta ahora ¿pero ha tenido la oportunidad de ser lo contrario? ¿No piensa por un momento que si se llena de aduladores a su alrededor, palmeros, y le consagran como el perfecto humano, puede su mente trastocarse y hacer como hicieron estos tres?
Por todo ello, para los cargos públicos no valen patrones, ni confiar en nadie, ni lideres encumbrados, hay que poner los medios necesarios, vigilancia total, para dudar de todos, incluso de nosotros mismos, que impida que otros y nosotros quedemos a merced de nuestras propias debilidades.
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