Jordi Évole
Hace unos días, con motivo del anuncio publicitario mediante el cual, la cadena de televisión La Sexta nos comunicaba el inicio de la nueva temporada del programa Salvados, dirigido por Jordi Évole, con la entrevista al cantante Julio Iglesias, manifesté públicamente mi malestar, fruto de mi decepción con el programa y con el periodista por iniciar la nueva temporada con dicha entrevista y con dicho personaje.
Reproduzco literalmente mi opinión que fue enviada entre otras personas al propio periodista: Sigo el programa Salvados, de Jordi Évole, desde su nacimiento. Podría decirse que no me he perdido ninguno, entre otras cosas porque me parece un periodista distinto, fresco, pedagógico y sin complejos. Creo que ha aportado a la cultura periodística de éste país muchas cosas nuevas. Pero, sintiéndolo mucho, no comparto el anuncio de la nueva temporada y, más aún, la emisión de la próxima entrevista con Julio Iglesias.
Personalmente no sé que puede aportar éste sujeto a la cultura, a la ciencia, a la política al contexto social. Ahora si se trata de recuperar la frivolidad, el mal gusto, la pedantería, el puterío de "alto standing" o competir con las revistas de corazón ...pues adelante, pero no cuenten conmigo.
Por coherencia con lo dicho, por supuesto que no vi el programa (creo que es el único que no he visto de Salvados) así que no puedo opinar; en cualquier caso, no creo que el personaje haya aportado nada medianamente creíble e inteligible.
El pasado domingo recuperamos al Jordi Évole que desde hace Febrero de 2008, ha introducido una manera distinta, diferente, fresca de hacer periodismo, con personajes del mundo de la política, de la cultura, del arteobligándoles (u obligándose a sí mismos) a destapar sus vergüenzas hasta el ridículo más espantoso (recuérdese las entrevistas a Juan Cotino, Jaume Matas) o descubriendo nuevas e inéditas claves de personajes como Evo Morales, Iñaki Rekarte (asesino de ETA)
El cara a cara entre Pablo Iglesias y Alber Rivera, independientemente de la valoración que cada televidente, hiciese de quién ganó, demostró entre otras cosas que nos encontramos ante un tiempo nuevo y de que es posible hacer debates no encorsetados, sin condiciones previas o al menos sin condiciones ridículas, como se nos recordó hace poco, los entresijos del debate entre Aznar y Felipe González en 1996.
Todo ello, gracias a la habilidad y al buen hacer de un periodista distinto, donde la credibilidad, permite que los ciudadanos se enganchen y vuelvan a creer en la política. Allí están esos cinco millones doscientos mil ciudadanos, el 25,2% de audiencia que cosechó la cadena de televisión y que una vez más demostró que a la vieja política el dato y el fenómeno no va con ellos. Preguntado al portavoz del PP, Rafael Hernando, si había visto el debate, soltó uno de sus rebuznos a los que nos tiene acostumbrados, !NO!, tenía cosas más interesantes que hacer, igual que los 43 millones de españoles que no lo vieron. Allí queda eso. ( imagino que habrá preferido ver Sálvame)
Hubo un tiempo, los felices meses de Pablo Iglesias, en los cuales, cada vez que Eduardo Inda o cualquier político o medio de comunicación de la caverna se metía con el líder de Podemos, éste hacia caja (más votos para Podemos). Ocurre ahora que, en la medida en que, los rebuznos de Rafael Hernando aumentan y se acerca el 20/D, más hundimiento del barco del PP.
Por mi parte (como lo cortés no quita lo valiente) me reconcilio de nuevo con éste gran periodista que es Jordi Évole.
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