¡Cascos gana, Asturias pierde!
Dándole vueltas a los hechos y viéndolos con la perceptiva que da el tiempo, he llegado a la hipótesis de que Francisco Álvarez-Cascos le ha ganado la partida a Marianoa Rajoy. Eso sí, a costa de una mayoría de asturianos, que como el que escribe, se creyó de buena fe, que todo empezó con un fin: El orgullo de ser y sentirse asturianos.
Ciertamente, el acuñar el eslogan de la asturianía, del orgullo, del desencanto y del aislamiento, ha sido el caballo de Troya, para ganar por la mano no al PP (con la excepción del asturiano) si no a Mariano Rajoy. Reparemos en las causas, analicemos los hechos, y consideremos el resultado.
Las causas no han sido otras, que la negativa a la celebración de un Congreso extraordinario del PP en Asturias, del cual saldría como presidente, Álvarez-Cascos, y por tanto, candidato a la presidencia del gobierno de Asturias. Se negaron en Génova, se negó su secretaria general Dolores de Cospedal, y terminaron plegándose a Madrid aquellos afiliados y cargos que no querían verse señalados de por vida.
Visto lo anterior, el siguiente paso sería - y así fue- presentase en una candidatura que se creó al efecto ante notario, para que don Francisco, pudiera demostrar a dons Mariano, que con él era posible ganar las elecciones en Asturias, y de paso, demostrar su incapacidad y la de sus más allegados colaboradores. Y así ocurrió: Gana las elecciones en Asturiads y forma gobierno. Demuestra a los populares de Asturias, y a la nueva cúpula de Genova, que los ex de Aznar tenían aún mucho que decir, aunque en el Congreso de Valencia, los hayan apartado de los órganos de decisión del partido, al cual - y eso es cierto- llevaron al gobierno de España.
Esta hipótesis que desarrollo, la baso en los motivos expuestos, y por los hechos que ocurrieron y ocurren hasta el día de la fecha. ¿Cuáles fueron los más destacados? Veamos: Para poder tener un control de la organización y funcionamiento del partido creado, tendría que adaptarlo a las normas que establece la Constitución y la Ley de partidos. Para ello, se elaboraron unos Estatutos, de copia y pega, y se realizó un Congreso, con los mínimos imprescindibles para pasar el filtro de las exigencias de la Ley, respecto de la democracia interna y pluralidad; y se crearon los órganos de decisión de más calado, con una mayoría abrumadora de adeptos al propósito de Cascos.
Y fueron acaeciendo los hechos: Gana las elecciones en Asturias, da un varapalo a Rajoy, y deja a los populares en Asturias descabezados, sin rumbo y sin espacio ideológico que ocupar. Pero (siempre hay un pero), dado que necesitaba el apoyo del PP, en el Parlamento asturiano -de ahí su error, al creer que Genova daría su brazo a torcer- y no lo obtuvo, cometió el segundo, y más fatídico error, al convocar nuevas elecciones, creyendo en lograr una mayoría suficiente, que haría recapacitar a los genoveses, logrando a posterior, lo que al día de hoy da cierta solvencia, a mi hipótesis: La fusión. Foro-PP, solo que ahora, se hace del revés, por causa de los errores antes citados: O sea, PP-Foro.
Conclusión: Al final, Rajoy ha dado el visto bueno para la coalición, con lo que Álvarez-Cascos le ha ganado el pulso que el gallego había hecho al asturiano. Solo que ahora, el uno y el otro, han perdido ya toda capacidad de credibilidad, aunque el Presidente de los populares y aún del Gobierno le quede su última oportunidad el 20 de diciembre; a la que se suma, como no, Foro, en un alarde de hipocresía manifiesta.
Y esta es en resumen, mi hipótesis sobre lo que para mí han sido intereses personales, que solo tenían a los asturianos, como espectadores de un vodevil, que se representaba en el gran escenario que es Asturias.
¡Qué pena!
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