Religión: ¿desvarío o reto educativo?
Ciertamente, nuestro logros científicos dicen que nuestras antepasadas madres abandonaron los árboles erguidas con sus bebes en brazos para refugiarse en la alta hierba. Allí las siguió algún macho que no tenía posibilidad alguna de aparearse entre los árboles. Habitando la alta hierba necesitaron y desarrollaron una cavidad auditiva capaz de oír en la distancia, algo que nunca han poseído los chimpancés. Según la genética, hace 240.000 años que nuestra madre común comenzó su dinastía (llamémosla Eva) y hace 140.000 surgió nuestro padre común (llamémosle Adán): así se gestó todo.
Si miramos al futuro desde la física cuántica o la astrofísica o la física a secas, vemos que hay partículas que lo penetran todo, estando en todo y en todos; son como la energía, son lo que son y ella es la que es. La física cuántica ha demostrado que estas partículas son sensibles, capaces de resonar y enviar mensajes desde el pasado, o incluso desde el futuro anteponiendo el efecto a la causa, o quizás desde alguna otra dimensión de la curvatura del tiempo. Ocurre que el tiempo se contrae hasta comprimir toda la información para enviarla en un instante, desde no importa que espacio, hasta este universo en el que transcurre nuestra vida, y desde no importa que tiempo.
Desde que somos engendrados la vida tiene como objetivo sobrevivir y a ello enfoca su instinto. Hay un mensaje que ha impulsado a la vida a evolucionar y a no quedarse en los protozoos inmortales, sino que, transformándose sexualmente en mortal, se olvidó de clonar y así crea seres genéticamente distintos a sus padres. El impulso de supervivencia y el sexual se juntan para innovar y evolucionar: pero deben hacerlo según un plan dentro del orden del caos. Hay algo mucho mayor en ese mensaje que palpita en los mamíferos tras la desaparición de los dinosaurios, algo ligado a la angustia que los hacía vivir en madrigueras saliendo sólo de noche. Porque ese mensaje evolutivo es muy claro en esto: en cada angustiosa situación los humanos han de tomar su decisión: si aciertan continúan; si se equivocan: o aprenden a perdonarse y a sobrevivir de otra forma, o se zambullen en la locura, o mueren dolorosamente. Ahora los dinosaurios son solo aves o pollos sobre la Tierra, y el hombre el máximo depredador del planeta. Pero siguiendo esa ley evolutiva vemos que la vida tiende a elevarse comenzando por las plantas que captan la energía del sol, luego los animales usan el espacio para aprovecharse de las plantas y, de entre esos animales, los ancestrales homínidos comenzaron a enseñar y transmitir sus logros, dolorosamente aprendidos, a sus descendientes; usaron para ello el tiempo y la palabra. Nacieron las escrituras y, algunas antiguas muy apreciadas por su sabiduría, enseguida comenzaron a llamarse sagradas: es el caso de la Biblia. Esta claro que hay un propósito detrás de todo lo que la ciencia nos va mostrando, un espíritu que anima la vida y nos hace evolucionar. Algo nos marca el camino y nos está enviando señales y cartas a través de su cartero cuántico para evolucionar de forma ética y así uniremos a ese espíritu que anida más allá del tiempo en un reino de paz que no necesita la violenta pasión de supervivencia. Pero si fracasamos en la educación sin religión ni humanidades en ella: la oscura ignorancia dominará, la maldad triunfante será feliz, y la estupidez vencerá con su egoísmo dañino para sí y para con el otro.
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