Brad Pitt y los animalitos de Avilés
Señor Brad Pitt...
Recientemente tuve un sueño, a raíz de su visita a Avilés con motivo de su interés arquitectónico por el Centro Internacional Niemeyer, que se está construyendo en dicha ciudad.
Soñé que estando usted hospedado en el principal y más lujoso hotel de la ciudad, estando tomando un ágape de pinchos, no de tortilla precisamente (pobre señor Areces, si no...) rodeado de todos los políticos habidos y por haber y habiéndose asomado a una de las ventanas junto con un jovenzuelo imberbe, que resulta que era el hijo del señor presidente del Principado de Asturias (no hay mejor cosa que tener un papá importante), observaba usted que frente al Ayuntamiento había un puñado de gente con unos letreros que ponían "albergue municipal, ya".
Picado por la curiosidad, le preguntaba usted a la señora alcaldesa, doña Pilar Varela, que qué significaba aquello. Y la Alcaldesa, en un rapto de generosidad y sinceridad, le contaba a usted lo que pasaba. Que era un grupo de gente incansable que todos los jueves se manifestaba para pedir un albergue municipal que acogiera a los animalitos abandonados y maltratados, cosa de lo que Avilés carecía, ya que, según ella, no había terrenos para ello.
Fíjese que a usted, que es una persona de gran sensibilidad social (no en vano realiza proyectos de recuperación en Nueva Orleans, y tiene hijos adoptados del mundo africano de miseria), se le caía la cara de vergüenza ajena por tanta excusa y politiqueo e, ipso facto, se juntaba con aquella gente, portando un letrerito de esos, mientras el señor Areces miraba con los ojos inyectados en sangre a la señora alcaldesa, a la que temblaban las piernas deseando que se la tragara el mundo.
En la siguiente escena, estaba, señor Pitt, junto a su señora esposa inaugurando el mejor albergue de animales del norte de España, con espacio y tranquilidad, incluso con una piscina (pagada religiosamente por un miembro del gobierno municipal, que se atrevió a ironizar sobre la conveniencia de hacer un referéndum sobre el albergue), y en el siguiente ágape estaban tanto el señor Areces como doña Pilar sirviendo las bebidas y acariciando los chuchos, no fuera a ser que el señor se enterara y les tirara de las orejas.
Señor Brad Pitt... Avilés no tiene albergue de animales. La ciudad que presume de tener uno de los que serán referentes mundiales de arquitectura, el Centro Niemeyer... no tiene albergue de animales.
¡Qué vergüenza!
Ay si los sueños se convirtieran en realidad.
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