Responsabilidad en Oviedo
Estimados señores responsables del Ayuntamiento de Oviedo:
Les escribo en calidad de ciudadano y empresario, pero, sobre todo, en calidad de asturiano y ovetense de nacimiento.
Me gustaría hacerles llegar una opinión personal acerca de la actual situación que vive el Ayuntamiento y, como consecuencia, toda la ciudad. Como no deben olvidar, son ustedes los responsables de la gestión global del Ayuntamiento, así como la imagen puertas afuera del mismo, gracias a los votantes que han depositado la confianza en ustedes.
Ser responsable de cualquier tipo de gestión, ya sea pública o privada, supone asumir, con sentido común y en ocasiones en contra de la ideología y las preferencias personales, el bien global del que uno es responsable y gestionar con eficiencia los recursos de los que uno dispone. Todo esto parte de una actitud basada en el sentido común, el trabajo duro y una asertividad y pragmatismo que, con todo mi respeto, ustedes no están teniendo.
Me parece increíble, en primer lugar, que personas hechas y derechas despachen buena parte de su jornada laboral criticando, acertada o desacertadamente, acciones pasadas o propuestas futuras de otros partidos por simplemente llevar otro pin en su chaqueta. Pero lo que más me llama la atención y a la vez asusta es la total irresponsabilidad que han mostrado su Ayuntamiento y el equipo de gestión que lo forma en la última edición de los premios "Princesa de Asturias".
La responsabilidad social corporativa que hemos de cumplir a todas las empresas en cuanto a su comportamiento ético, laboral, social y gestión es algo que está brillando por su ausencia en el Ayuntamiento de Oviedo. Es una falta total de sentido común que desde un organismo como un Ayuntamiento ya no sólo se permita sino que también se participe en un ataque totalmente frontal que devalúa la imagen de Asturias de una manera que ustedes me parece que no alcanzan a comprender. Escogen, además, exactamente el mismo día que nuestra región es noticia en todos los medios del mundo. Las potenciales oportunidades empresariales, además del innegable retorno económico a nivel global que surgen en este tipo de eventos, derivado de una sólida imagen de la marca Asturias, es algo que cualquier dirigente tiene por obligación potenciar y respetar, por una simple cuestión de responsabilidad, por no hablar ya de patriotismo y educación.
Una buena gestión parte del pragmatismo y de la eficacia total en la utilización de los recursos. Me parece muy respetable el idealismo como motor del optimismo en el día a día, pero si la cuenta de resultados a finales de mes no presenta mejora, el idealismo ha de pasar a segundo plano y ha de ser sustituido por el realismo. Lo que ha pasado estos días no duden que tendrá su repercusión económica de manera tanto directa como indirecta sobre la imagen de Asturias y Oviedo, ya que el coste de oportunidad de sus acciones, además de ser enorme, es muy difícil de medir.
Espero que hayan aprendido algo de este acto de irresponsabilidad que han cometido y saquen conclusiones con vistas al año que viene, ya que aprender de los errores es de sabios y persistir en ellos, de necios. Me alegraría enormemente que el año que viene las cosas fueran de otra manera y poder felicitarles del mismo modo que hoy les estoy reprochando su total falta de sentido común durante los últimos meses. Recuerden que todos vivimos en la misma ciudad y, por suerte, el buen o mal resultado lo recogemos los ciudadanos.
Como empresario, asturiano y ovetense muy orgulloso de serlo, es esto el tipo de cosas que me hacen avergonzarme, porque si uno no defiende lo suyo y lo de los suyos, ¿qué va a defender si no?
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