No, no todo en la vida es color rosa
El rosa como color suele resultar siempre bonito, pero lo es mucho más cuando expresa la solidaridad y el apoyo a unas mujeres que sufren cáncer de mama, como ha ocurrido recientemente el día 19 de octubre. En la lucha contra esta enfermedad, de la que se diagnostican cada año en España 26.000 nuevos casos, un importantísimo aspecto positivo es la creciente tasa de curación, que supera el 82% y, por fortuna, va en aumento cada año un 1,4 por ciento. Pero hay algo más.
Por ejemplo, el éxito de las campañas de alerta y prevención que están permitiendo espectaculares avances en el diagnóstico precoz de esta lacerante y fatal enfermedad. Se ayuda mucho con gestos importantes y de enorme resonancia como pueden ser iluminar de color rosa la mismísima Casa Blanca, la torre Eiffel o la madrileña fuente de Cibeles. Así como varios millones de pequeños gestos anónimos, no menos válidos.
Sin embargo, por desgracia, no todo es rosa en éste ambiente. El cáncer de mama sigue causando mucho dolor y no solamente por la dureza de los tratamientos. Hay voces que alertan del riesgo de banalización de una enfermedad tan grave, primera causa de muerte de mujeres en nuestro país.
Y, sobre todo, falta mucho camino por recorrer para mejorar aun más las condiciones en que infinidad de féminas han de afrontar la lucha contra este mal, como es la falta de protección económica para ellas, muchas de las cuales se ven obligadas a sobrevivir con poco más de 400 euros al mes, teniendo que pagar, además, un alto porcentaje en sus medicinas.
Por otra parte, la campaña para lograr el cambio de la Ley de la Seguridad Social, pese a haberse recogido más de medio millón de firmas, aún no ha logrado su objetivo.
Como se dice en el enunciado de estas líneas: desgraciadamente, no todo es rosa en esta vida.
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