El precio del agua
El agua ni se crea ni se destruye, pasa de un cuerpo a otro, de un estado físico al siguiente regido por procesos naturales o artificiales semejantes a los circuitos económicos del dinero. De hecho, cuando hablamos de caudales, flujos o cerrar el grifo, debemos contextualizar los términos para no confundir al lector.
Es curioso ver cómo ambas energías, monetaria e hidráulica, ruedan paralelas en un movimiento continuo. Rectifico, rodaban paralelas, ahora convergen en los bolsillos de algunos desaprensivos y en las cuentas de facturación de unas pocas insaciables sociedades anónimas amparadas por la espuria legalidad de ese anonimato. No corren riesgos. El principio de competencia y salvaguarda de los bienes públicos se desvanece ante el cebo lujurioso. Estas mismas sociedades corruptoras son quienes nos imponen el precio del agua ratificado políticamente por organizaciones idólatras del neoliberalismo económico.
Cómo se puede comprar el brillo del agua, dice el gran jefe Seattle al presidente Franklin. Corría mediado el siglo XIX en los por entonces jóvenes Estados Unidos de Norteamérica. Qué diría ahora este icono del movimiento verde si levantara su emplumada cabellera. Ver cómo al olor del agua adulterada con dinero público se diseñan onerosos viajes de ocio, amueblan viviendas o componen cuentas disfrazadas de alquileres. Él, que habla de madre tierra y hermano cielo. Todos hijos del mismo Dios.
Resulta curioso contemplar el silencio elocuente de quienes unieron sus fuerzas políticas contra el desamparo ciudadano, propiciando con su cerrazón este escándalo que corre por los mentideros de la ciudad como reguero de pólvora. En Domingo Álvarez Acebal andan a la sordina. No les llega el estruendoso rumor de las aguas. No se sienten concernidos. Pero esto no es nuevo; ya en su día hicieron oídos sordos a las voces que clamaron en El Parche, apagándolas con la privatización del agua.
¿Y ahora quién paga la francachela? Está claro: la desfachatez administrativa se purifica al calor de las elecciones, y el deudor político, al amparo de algún despacho por designación dactilar, a no ser que doña Pilar de Lara o la Audiencia Nacional ordene otra cosa. El precio real del agua lo conoceremos el próximo 20 de diciembre.
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