La OMS y su monserga cancerígena
Ahora resulta que la carne roja y la procesada son cancerígenas. ¡Toma del frasco, Carrasco! Buena la ha liado la Organización Mundial de la Salud con esta "anticarnívora" declaración, tremendista, alarmante y, si se me permite, hasta improcedente e inoportuna. Sí, porque en este escoñado planeta mira que se come carne abondo, en todas partes, ya desde que los caníbales se merendaban unos a otros. En este carpetovetónico país le damos fuertemente a la vaca y al gochu, sobre todo aquí, en nuestra Asturias. Y ya no digamos en el medio rural aldeano, en donde el gochu y la vaca, convertidos en chorizos, son ya el desayuno del paisano con un buen lingotazo de tintorro. ¡Y qué chorizos, madre mía, son los de la aldea asturiana! Son los mejores del mundo mundial y deben ser hasta anticancerígenos...
Decir ahora que si te comes un buen filete de solomillo o te endilgas un chorizo de casa, o de donde sea, puede ser cancerígeno son ganas de tomarnos el pelo. Vamos, que le vengan a uno con esta monserga cancerígena, cofrade del chorizo, sobre todo el de aldea, que muy bien podían formar una ristra que diera la vuelta a Asturias, dicho sea con cierta imaginación. Recuerdo al respecto lo que, en cierta ocasión, me dijera aquel gran paisano que fue Pepón el de Eusebio, de Llanuces de Quirós, que "ye tanto lo que a la mío muyer y a mí nos gusten los chorizos que cuando facemos el samartín embutimos el gochu entero, hasta les pezuñes". Sí, los chorizos de nuestra aldea son los mejores, y los peores, los de la ciudad, los políticos, "chorizos" que se dan por todas partes en este carpetovetónico país. Pero estos "chorizos" no son comestibles. Ellos son los que "comen", con una voracidad política que ahí está, para nuestro desprestigio y vergüenza. Estos "chorizos" sí que son cancerígenos.
Bueno, pues que nos dejen en paz los de la OMS, que no nos vengan con más monsergas cancerígenas, tremendistas y alarmantes, que se den un garbeo por la aldea asturiana y prueben su chorizo. Que además es anticancerígeno...
Ricardo Luis Arias
Aller
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