Marrón oscuro
Ahí yacen herrumbrosas y oxidadas, cambiando sus colores al uniforme marrón del orín las esculturas de la "Ruta del acero" en el paseo fluvial hacia Llaranes. Estas figuras de acero, donadas a la ciudad a mediados de 2010 en altruista muestra de trabajo, arte y generosidad, fueron fruto del tiempo y los esfuerzos de un puñado de artistas plásticos avilesinos, que con el apoyo de nuestra gran siderúrgica (AM cedió espacios de trabajo y materiales) y la presencia de su director en la reorientación se inauguró aquella primavera con nutrida concurrencia de medios, artistas, munícipes y público en general por doña Pilar Varela, antecesora de la actual alcaldesa, quien no dudó en calificar el evento como un auténtico "regalazo" para la villa. Quedaba así inaugurada ocupando antiguos terrenos de Ensidesa la original "Ruta del acero", extraordinario paseo fluvial flanqueado por monumentales esculturas metálicas y simbólicas piezas del pasado siderúrgico para unir de forma peatonal la ciudad con uno de sus barrios periféricos.
El acontecimiento tuvo una notable repercusión en aquellos días y hasta el flamante premio "Príncipe de Asturias" de las Artes de aquel año, el escultor estadounidense Richard Serra, se aceró a la villa para ver las obras y felicitar personalmente a los artistas.
Estas piezas, cuyo estado de ruina estética ya fue denunciado públicamente en 2012, provoca hoy en su abandono más acentuado indignación y tristeza, al tiempo que el Ayuntamiento (o la concejalía encargada) permite su lenta agonía al no tener a bien asignar una escueta partida económica para su oportuno repintado.
Antaño conocida y respetada como la "Atenas de Asturias" por sus afanes culturales, Avilés contempla hoy cómo se va achatarrando su arte urbano sin que los responsables de su mantenimiento se pongan mínimamente colorados o miren simplemente para otro lado asumiendo tal desidia y ejerciendo la incompetencia en una inadmisible falta de respeto a la ciudad.
Esos gestores tenemos, al menos en lo que a esta parcela del ámbito cultural se refiere. La palabra más suave que se me ocurre para este dislate es, simplemente, lamentable.
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