Rossi, renombrado campeón, pero mal perdedor
Con su sonada victoria en la que encabezó la carrera de principio a fin, Jorge Lorenzo se coronó el domingo en Valencia como nuevo y merecido campeón de MotoGP. Resulta inaceptable argumentar que Lorenzo sea un campeón del mundo manchado por una supuesta actitud antideportiva de Marc Márquez, como hizo Valentino Rossi inmediatamente después de apearse de su moto, en el lleno a rebosar circuito de Cheste. Con la acusación de que Márquez no compitió en buena lid sino que fue un escudero del campeón balear, todo ello en línea con el ataque que lanzó contra el campeón nacido en Cervera (Lérida), la pasada semana en el gran premio de Sepang (Malasia), y que acabó con esa vergonzosa y vergonzante patada en plena carrera.
Rossi falta al respeto de otra forma diferente pero también inadmisible a Márquez, y su actitud solo se entiende (que no se justifica) desde el resquemor que da el haber perdido la oportunidad de lograr el décimo título mundial con el que coronar una carrera deportiva de leyenda. Un campeón tiene que demostrar que lo es, siempre, dentro y fuera del circuito, y la falta de respeto de Rossi hacia Márquez, y también hacia el nuevo campeón Lorenzo, es indigna y ensucia el historial de cualquier deportista.
La polémica no debe ocultar el hecho de que Jorge Lorenzo ya es por méritos propios uno de los grandes de la historia del motociclismo, con sus cinco mundiales, tres de ellos en la categoría reina. Ni tampoco que el podio de este día en Cheste (Lorenzo, Márquez y Pedrosa) es la muestra de un gran nivel competitivo del motociclismo español. A lo suyo, con la tenacidad del campeón, sin dejarse llevar por la locura con la que Rossi ha ensuciado la recta final de un campeonato.
Puede decirse con verdadera justicia, que Jorge Lorenzo ha hablado donde hay que hacerlo: en el circuito y cabalgado en su moto. Enhorabuena, pentacampeón.
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