Creciente desarrollo en el occidente asturiano
Conozco el Occidente desde mayo de 1937, niño de 15 años, a Sestelo, proximidades de Vegadeo, con un grupo de 330 huérfanos, evacuación acordada por los bandos beligerantes en la nefasta y terrible Guerra Civil... Allí varios años, con salidas, excursiones a lugares cercanos, fue motivo sucesivo de ir conociendo Occidente.
Hoy con 87 años, que espero alargar un algo, me sería difícil contar las veces que visité tan extensa zona, con conocimiento fui ampliando más y más, hasta conocerlo en su práctica totalidad.
El pasado verano algunos de mis descendientes rivalizaron en llevarme acá y allí, paladear recuerdos, actualizar vivencias y ser testigo de tanto y tanto desarrollo, a pesar d elo cual la demografía desciende hasta cifras casi alarmantes.
Navia (recuerdo una parada allí en el citado 1937 ante el café Martínez, que estos últimos años visité con familiares); su desarrollo industrial y urbano, su comercio ordenado y vistoso, sus fiestas agosteñas, variadas, religiosas, cívicas, deportivas... La Caridad, con tan buen desarrollo y con el recuerdo de haber asistido al sepelio de Don Macario, director del establecimiento benéfico de Oviedo, cuyo ataúd me tocó portar unos cien metros, padre de Alfonso, colaborador de este diario con la viñeta diaria y con las inconfundibles e inolvidables, "aventures de Pinín que de Pinón ye sobrín"... Tapia de Casariego, con su centro urbano capitalino único, su cita diaria obligada a la zona de bares del puerto antes de anochecer... Su inigualable festividad en honor de la advocación de la Virgen del Carmen, la procesión emocionante al puerto, tocan el canto de la Salve marinera, que enerva el espíritu y fortalece la Fe. Sus fiestas de agosto, con detalles casi únicos, música variada, competición de música celta ¡qué éxito!, teatro, orfeones... ocasión en que a mí me produjo más que satisfacción, emoción en ocasión de que, en la magnífica Casa de Cultura, una señora que p revio a las actuaciones corales leyó con tono, vocalización, pausas, bajo de tono en paréntesis, que, no sólo yo sino más personas hubimos de exclamar entre los aplausos, "¡qué bien ha leído esa señora!", gran contraste con la realidad de que es frecuente, que en televisión, radio, lectura en las iglesias, de personas (más bien jóvenes y... no tan jóvenes... ni tono, ni pausas, muy deprisa... de modo que pocas veces se entiende lo que leen... aunque hay que agradecerles su esfuerzo y ayuda a la liturgia... ¡Que bien leyó aquella señora!...
Visita a Tol, aldea del municipio de Castropol, donde una esforzada familia,d io un giro a una propiedad rústica, instalando un estupendo hotel rural, estupenda cocina, campo de golf y, nos dijeron, pronto un Spa. Castropol, fiestas inigualables del Corpus, magnífica hostelería... Barres, estupendo polo de desarrollo... Figueras, insistente empresa de construcción de barcos, sin competencia y sin problemas... Vegadeo, de tantos y tantos recuerdos de años mozos, hoy Vegadeo, también ha desarrollado, a pesar del Puente los Santos... Notable a sus fiestas de agosto, a su comercio muy desarrollado... a su feria especial de mayo, y que en villas cercanas, Piantón, Sevares, etcétera, varios de los 330 de 1937, se casaron y dejaron descendencia... El campo del Soutón, donde actuaron varios de los nuestros... Buena fama su Instituto de Enseñanza Media, etcétera, etcétera. El Occidente subyuga... ¡qué contraste con el Occidente de los años 30, 40, incluso 50!, ¿y Los Oscos? También muy adelante salvo en población humana.
Espero tener alguna ocasión más de "paladear el Occidente de Asturias"...
José María Huerta González, Oviedo
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