Lindes políticos
Poco a poco y anteponiendo la honradez y el buen servicio a la avidez desprovista de escrúpulos, es el mensaje que puede extraerse de las palabras pronunciadas en un programa de radio por el presidente de la Caja Rural de Gijón, al decir que hay que tener cuidado de no marcar unos objetivos financieros muy ambiciosos, porque después hay que procurar alcanzarlos como sea. Y, tal como se ha puesto de manifiesto los últimos tiempos, ello conduce con facilidad al empleo de tácticas y comportamientos guiados por la mano de la deshonestidad, el embuste y la especulación desaprensiva. Lamentable y perniciosamente para la sociedad, corren tiempos en los que conceptos y principios basados en la confianza y el buen hacer no tienen demasiado éxito, llegando a ser la integridad un estorbo en el camino social. Es imposible la extinción del instinto depredador de la codicia, pero, por el interés general, al menos habrá de encontrarse con lindes políticos que frenen e impidan su libre desarrollo y avance. Una cuestión esta que, ante la masa de indecencia aflorada, pone de relieve la necesidad de una regulación y revisión profunda, hecha a conciencia.
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