París bien merece una misa
Lo acaecido en Francia, y más en concreto en París, nos sitúa a todos los occidentales, bajo las "botas del terrorismo", y en la mayor de las indefensiones, ante un fenómeno que ya anunciara la brillante periodista y escritora, Oriana Fallaci, y que desgraciadamente, cada vez más, le va dando la razón.
Las actos terroristas, venga este de donde venga, denomínese como se denomine, siempre son los inocentes, las víctimas, de una mala -yo lo elevaría a pésima- acción de los gobiernos, y de la comunidad internacional.
Las coqueterías, con las que muchos países, han tratado la lacra del terrorismo, han sido de una torpeza, de la que hoy todos podemos ser víctimas.
Baste para ello el recordar la impunidad con la que Francia ha consentido, por acción o por omisión, toda la banda terrorista de ETA, que durante muchos, demasiados años, asesinaba en España y se refugiaba, tras los Pirineos, Estos lodos, han traído estos barros, y esas complacencias, estos sacrificios de seres humanos.
Nadie debiera de olvidar que el terror es internacional. Que no hay unos terroristas "políticos" y otros "religiosos", porque todos ellos son "fanatismos", y tienen un denominador común. Y que de una manera u otra han sido alentados, justificados, armados y hasta permitidos, por Gobiernos, por causas interesadas de toda índole.
Si se quiere, y hasta en muchos casos de debe dar asilo político y humanitario a quienes son perseguidos por su forma de pensar. Esto no es incompatible con la obligación que tienen, de aceptar las leyes, las normas y las costumbres de los países de acogida, tanto en sus derechos, como en sus obligaciones. Pues lo que no se puede, es no tener un cierto control, que ahora seguro pagaran "justos por pecadores", y creerse que todos los "asilados" lo son de buena fe.
Hoy más nunca "París bien vale una Misa", y sirva esta reflexión, como parte de las que se debieran de celebrar en memoria de las casi 200 víctimas, que durante la noche del viernes y hasta el día de hoy, han sido cobardemente asesinadas.
Mi más sentido pésame a todas esas familias, que no entenderán nunca el por qué, les han arrebatado a sus familiares en el país de la igualdad, de la libertad y la fraternidad.
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