Politica vintage
Cuando estudiaba Historia Política en la Facultad me llamaba la atención aquella España donde había personas que trabajaban dos años sí y otros no, era en época de Isabel II, los llamados años moderados o liberales, y en función de creencias, pues trabajaban unos y otros esperaban. Esta política empezó en 1854 y yo creía que había acabado.
Después, con la muerte de Franco y los cambios políticos, empezaron otra vez los cambios administrativos. Gracias a Dios las circunstancias habían cambiado y sólo se añadían personas nuevas en los cargos pero los anteriores continuaban en otros cargos con los mismos sueldos. Se me viene ahora a la cabeza el caso del padre de un gran amigo que pasó de vicesecretario de un banco a pegar sellos en el mismo banco. Cuando subieron los socialistas al poder esperaban que se fuera pero él siempre decía a los amigos: Oye, cobro lo mismo sin responsabilidad ninguna.
Siempre he envidiado a Francia, lógicamente por muchas cosas, pero sobre todo por su administración, que funciona como un engranaje recién engrasado. Yo creo que Francia podría seguir existiendo mucho tiempo sin gobierno alguno, seguirían pagando pensiones, cobrando impuestos, etcétera.
Pensaba que era cuestión de tiempo que España, como recién llegada a la democracia, podría llegar a esa precisión administrativa, qué equivocado estaba. Hoy, mientras apoyo a los pobres franceses que han sufrido en sus carnes el terror yihadista, leo en LA NUEVA ESPAÑA que el señor Roson, y por lo tanto la señora Taboada, quieren ampliar la plantilla del Ayuntamiento con tres directores políticos, a razón de 75.000 euros/cabeza. Los actuales se pondrán a pegar sellos y los nuevos y afines al poder ocuparán sus puestos.
Todo porque ha habido filtraciones, como el tema de la grúa de la señora Taboada. ¿Pero dónde ha quedado la política de puertas abiertas y la pulcritud del Ayuntamiento? ¿Señor Wenceslao López, usted también está de acuerdo en ese gasto de 300.000 eruros en afines al partido? Me hago esta pregunta porque, aparte de verle en las fotos, no sé más de usted, opina menos que el presidente del Principado, que ya es decir.
Qué pena, pero que razón tiene el dicho "otro vendrá que bueno te hará".
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