Clementina, maestra en pensar en positivo
Subtítulo: La magia del saber vivir
Destacado: Pensar bien, lo mejor que puedas, es la mejor medicina para combatir miedos y emociones tóxicas que perjudican seriamente nuestra salud y nuestro bienestar
Hoy es un buen día otoñal. Me acerco a Clementina; como siempre, me recibe con una cara que rezuma risa, amabilidad, gratitud y bienestar. El tiempo para ella, perpetuamente bien. Su marido, enfermo de alzhéimer, es un cielo; sus nietos en el paro encontrarán un buen trabajo… Hoy ha sido un día aciago, su marido ha estado muy agitado, se ha quejado toda la noche, ha estado muy irritable, agitado y ansioso, malas palabras, quejas y achaques y, a pesar de todo, sigue siendo un "cielo". Y todo ello a pesar de que hoy no ha dormido bien, de que se mueve con bastante dificultad debido a su artrosis y al dolor insoportable. Pero Clementina todo lo resuelve con una sonrisa, con un gran afán de superación. No conoce la fatiga, el aburrimiento o la desesperación. ¡Tengo que seguir luchando! ¡Nos hemos querido tanto! Sin duda, el amor todo lo puede. Me dice, yo estoy mal, pero otras están mucho peor… Y apostilla ¡estoy enamorada de la vida! ¡Es tan bella la vida! El pensamiento positivo es la propia vida; un sistema de elección personal con resonancia neurobiológica que se traduce, generalmente, en bienestar y adaptación. Clementina es una persona que piensa, siente, reflexiona y expresa ¡hoy es mi gran día! Seguro que lo será. Tal vez no le salga bien, tal vez haya contratiempos en la fragilidad de cada día, pero su forma de pensar es la actitud mental más poderosa para afrontar las vicisitudes cotidianas de nuestra existencia. El pensamiento positivo es el bálsamo terapéutico contra el miedo, la incertidumbre, la angustia y la infelicidad. El pensamiento positivo y la felicidad son esenciales para la armonía física y psíquica de nuestro organismo y para la salud integral. Es la gran reserva farmacológica para lograr el bienestar, la salud y la longevidad. Los pensamientos son ideas que surgen constantemente en relación a algo que nos interesa, nos inquieta, nos preocupa o, simplemente, algo que nos ocurrió. Los pensamientos, por lo tanto, pueden alimentar la salud o, por el contrario, estimular la ansiedad, la angustia y la enfermedad. Está claro que mente y cuerpo se afectan mutuamente. Sin embargo, pensamientos negativos que nos causan enojo o rabia producen un efecto bioquímico que aumenta nuestra adrenalina y cortisol. En situaciones normales las células de nuestro cuerpo utilizan el 90 por ciento de la energía en actividades metabólicas tales como reparación, renovación y formación de nuevos tejidos. Pero el pensamiento negativo (especialmente una situación de alarma o de estrés) implica que nuestro cerebro envíe un mensaje a las glándulas adrenales para que liberen cortisol; esta hormona hace que el organismo libere glucosa a la sangre para enviar cantidades masivas de energía a los músculos, de esta forma todas las funciones de recuperación, renovación y creación de tejidos se paralizan. En efecto, el estrés, la ansiedad, la prisa, la urgencia, la preocupación, el mal humor, etcétera, hacen que nuestro cerebro cree situaciones inexistentes y, como respuesta química a ello, nuestro hipotálamo libera las hormonas correspondientes a un ataque o a una situación de peligro inminente para nuestra vida… Y así, durante horas, días e, incluso, años. Muchas personas, cuidadoras como Clementina, viven en este huracán de emociones negativas. Su pensamiento, saturado de emociones negativas, destroza su equilibrio psicofisiológico por intoxicación bioquímica, ya que ningún organismo puede vivir permanentemente en estado de shock, peligro o miedo continuado. El pensamiento negativo, incluso, induce el metabolismo catabólico para resolver esa situación de alarma.
Por el contrario, Clementina es maestra en crear pensamientos positivos de calma y de serenidad que implican un efecto de relajación que le permite respirar en forma adecuada y saludable y disfrutar de un efecto balsámico en su sistema nervioso central (SNC). Como ella dice, "soy la mujer de los mil comienzos"; me caigo pero inmediatamente me levanto y mi entusiasmo e ilusión de la vida despejan la niebla del pesimismo. Sin embargo, cuando recreamos en nuestra mente situaciones de amargura, agobio y tristeza, tenemos una caída en la energía psíquica (astenia psíquica) y sentimos un déficit de motivación para seguir viviendo. Por lo tanto, es esencial ser consciente de nuestros pensamientos y prestar atención sobre cómo afectan a la salud integral. El pensamiento positivo tiene un gran poder terapéutico y es capaz de invertir el curso de una dolencia. El pensamiento positivo que exhibe Clementina contra viento y marea es su gran medicamento de efectos farmacológicos contrastados. De hecho, se ha observado una relación negativa entre dolor y pensamiento positivo. Sus ideas entusiastas, estimulantes y positivas incrementan el umbral de dolor, quizá debido al efecto analgésico producido por la liberación de opiáceos endógenos, asociados a su modo de pensar. En general, las personas con un pensamiento más optimista, como Clementina, responden ante situaciones de preocupación y/o angustia con respuestas de inmunocompetencia, es decir, con una mayor actividad de las células NK ("natural killers"). El pensamiento positivo, además, se corresponde con un mejor estado de ánimo, una mayor actividad intelectual y una mejor conectividad social. Además, el pensamiento positivo de Clementina se sustenta en fortalezas y valores como la amabilidad, el amor, el trabajo, la curiosidad, la creatividad, la prudencia, la humildad, el amor, la apreciación de la belleza, la gratitud, el entusiasmo, la valentía, la honestidad, la perseverancia, la felicidad y la religiosidad/espiritualidad. Aproximadamente el 90 por ciento de nuestra vida depende de nosotros y, en gran parte, la gestionamos con nuestros pensamientos, actitudes y estados anímicos. Nuestro estilo de pensamiento nos ayuda a explicar la formación de una gran cantidad de enfermedades psicosomáticas, derivadas incluso de un estrés imaginado, propiciado por pensamientos negativos: úlceras, dolores inespecíficos, alergias, trastornos cardiovasculares, afecciones dermatológicas, infartos, impotencia sexual, etcétera. El optimismo de Clementina es especialmente relevante, pues es una de las variables que se han mostrado útiles en relación a la superación del cáncer y otras enfermedades graves. El estilo de pensamiento positivo de Clementina activa conductas prosociales o de servicio a los demás y aumenta el sentido de la propia valía personal, de la autoestima y, especialmente, de "sentirse útil". El pensamiento positivo está asociado a estrategias de afrontamiento más activas y a conductas eficaces de solución de problemas y autocuidado. Asimismo, ayuda en la construcción de una vida feliz, saludable, productiva y con significado. La llave de las emociones positivas la tenemos nosotros. Por eso, para nuestra salud es esencial buscar situaciones positivas y agradables: escribir, escuchar música, leer, pasear, reír, jugar, descansar, conversar con amigos, contemplar, observar, ayudar, amar, deleitarnos con recuerdos agradables, etcétera, que te hagan sentir un gran bienestar. Así, por ejemplo, la gratitud aumenta la satisfacción con la vida, incrementa el optimismo y reduce la incidencia de los estados depresivos. En fin, "pensar bien", lo mejor que puedas, es la mejor medicina para combatir miedos y emociones tóxicas que perjudican seriamente nuestra salud y nuestro bienestar. ¡Sigamos a Clementina! Es una maestra habilidosa en el arte del pensamiento positivo y en la magia del saber vivir.
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