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El hombre que teme perder ya ha perdido

19 de Noviembre del 2015 - José Viñas García (Oviedo)

Vivimos tiempos difíciles para un sociedad acomodada, egoísta, insolidaria e insensible; no estábamos preparados para combatir el miedo (por mucho que presumamos de aviones cargados de bombas) no solo el que nos producen otros alterando nuestra convivencia (el miedo del mal) sino el de fabricación propia (el mal del miedo)

A menudo escucho que os referís al hombre que comete un delito como si él no fuera uno de vosotros, sino un extraño y un intruso en vuestro mundo. Mas yo os digo que de igual forma que ni una sola hoja se torna amarilla sin el silente conocimiento del árbol todo, tampoco el malvado puede hacer mal sin la oculta voluntad de todos vosotros Gibrán K.

El párrafo anterior sea quien fuera quien lo expresó: tiene mucha razón, cuando creamos guetos de origen étnico, cultural o religioso, voluntaria o involuntariamente, y sobre todo cuando dejamos que la pobreza se apodere del entorno, tarde o temprano es un bomba de relojería a punto de explotarnos entre las manos ¿cómo es posible que no sepamos que no podemos vivir por mucho tiempo en una isla de prosperidad rodeados de un mar de miseria? Muchos apelarán a que la pobreza no justifica el terrorismo y la crueldad, es cierto, pero ¿se han puesto en su lugar por un instante, aunque fuera en sueños?

Los enemigos los hacemos tan grandes como el miedo que nos producen, por ello debemos poner cordura a esta barbarie que nos toca vivir. El miedo colectivo estimula el instinto de manada, y tiende a producir ferocidad contra aquellos que no son considerados miembros de la manda (B. Russell.) El miedo es el más injusto ignorante, y el más cruel de los consejeros.

Nuestros dirigentes europeos ya dieron muestras suficientes de ineptitud para todo cuando no fueron capaces de solidarizarse con los países que por la crisis (como el nuestro) llevaron a millones de familias a la miseria, y en vez de darles solución les pidieron recortes y ajustes crueles para reducir el déficit y la deuda; algo que como verán no tenía justificación alguna por lo siguiente: porque ahora permitirán a todos endeudarse y dejar crecer su déficit para armarse para la guerra. Sí se justifica no cumplir con el déficit para guerrear (sea justo o no) que decir para dar de comer y empleo a las familias de España, Grecia, etc. ¿En manos de quién estamos?

Somos más manipulables cuanto más miedo tenemos. Esto lo saben muy bien los terroristas, y también los grandes poderes políticos y económicos, y lo utilizan y fomentan a su conveniencia. No podemos seguir suspendiendo competiciones deportivas, espectáculos y menos mandar a la gente quedarse en sus casas, eso es lo que pretende el terror, hay que seguir haciendo una vida normal El que teme que sufrirá, ya sufre lo que teme M. de Montaigne. Haz siempre lo que tienes miedo de hacer Ralph W. E.

No hay duda que hay que tomar medidas contra esos barbaros que planificaron estos crueles atentados, perseguirlos y acabar con ellos, pero no llevados por el miedo, la precipitación del odio y la venganza rápida, sino blindando con nuestras fuerzas del orden la seguridad dentro de nuestros Países, sin alarmas innecesarias, sin darle a los terroristas más argumentos para seguir cometiendo crímenes, sin estados de emergencia, sitio o excepción innecesarios (que coartan nuestra libertad) llevados por nuestros propios miedos. El que vive temeroso jamás será libre. No se pueden tomar decisiones basadas en el miedo y en la posibilidad de lo que podría suceder Michelle Obama.

El enemigo tiene que vernos fuertes, enérgicos y serenos, (no timoratos y precipitados) empleando todos los argumentos políticos, tecnológicos, servicios de inteligencia, etc. Y cuando se tenga que emplear las bombas, solo con el sentido de la responsabilidad y la legalidad internacional, sin daños colaterales y convenciendo a los Países del entorno que deben ser ellos los que más se impliquen en acabar con esa lacra.

El dialogo y el reparto de la riqueza, son armas más potentes que las guerras para evitar el terror y la miseria que van unidos.

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