El colapso en la sanidad pública
Quienes, para nuestra desgracia, nos vemos necesitados de acudir al Hospital de Cabueñes con más frecuencia de la deseada, vemos cómo la situación de masificación en todos los servicios y el aumento en las listas de espera, tanto para consultas externas como para hospitalización e intervenciones en general, según mi apreciación, va en aumento año a año. Supongo que en el resto de hospitales de nuestra comunidad pasará lo mismo.
LA NUEVA ESPAÑA del viernes 20 de noviembre publicaba en titulares lo siguiente: Cabueñes tiene un desfase de más de cinco mil ecografías pendientes de hacer. Al leer algo así, uno no puede sino quedarse estupefacto, ¿cómo se puede permitir por parte de los responsables políticos de nuestra sanidad llegar a semejante situación? Hacerse una ecografía no es un capricho del paciente, sino que es a petición del médico especialista, para poder valorar el alcance de la dolencia del paciente. Si un servicio tan elemental hoy en la medicina de diagnóstico está colapsado, es de suponer que a partir de ahí falle todo lo demás.
Cuando nuestros políticos se llenan la boca de palabrería vacía de contenido, y como hacen muchas veces, presumir de que tenemos la mejor sanidad del mundo, pienso que deberían pasar cualquier mañana de día laboral por la planta baja del Hospital de Cabueñes y, viendo lo que hay allí, preguntar a la gente para cuándo le han dado fecha para ser atendido en consultas externas o cualquiera de los múltiples servicios que el Hospital presta.
Estamos a las puertas de unas elecciones generales, y seguro que, como siempre, los políticos nos vendrán con su acostumbrada matraca de promesas para no cumplir, ofreciendo puentes allí donde no hay río, y jugando al ¡y tú más! Para que tras gastar el dinero de todos en campaña electoral, y un par de meses de tiempo perdido, al final todo siga no igual, sino peor. Nos fríen con impuestos, viejos y de nuevo cuño, nos imponen copagos, nos recortan en todo, pero, aun así, vemos que todo funciona cada vez peor y que al país nos lo están endeudando en cantidades innombrables. Da la impresión de que para lo único que hay dinero es para pagar a políticos y asesores nombrados por el dedo del mandamás de turno, así como para el sostenimiento de un sinfín de chiringuitos y canonjías sin más utilidad que la de mantener a pesebreros bien remunerados. Siento ser tan desagradable y pesimista, pero mi impresión es que así va todo, y así lo expongo.
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