Izquierda Unida no cumple
La propuesta de IU de instalar una pista de hielo en la plaza de la Catedral durante las próximas Navidades ha sido aprobada el pasado jueves día 19 “a traición y por la espalda” en una junta extraordinaria de la SOF convocada sólo 90 minutos antes de celebrarse.
Aunque no he podido encontrar en ningún sitio la normativa por la que la SOF se rige, sea la que sea, no cabe ninguna duda de que ésta es una grave irregularidad, tan grave que es probable que convierta en nula la aprobación. Además, una convocatoria torticera sólo se hace si hay interés en pasar por encima de algo: por ejemplo del informe de impacto ambiental que tal instalación necesitaría y ¿tendrá?
Igual de grave, por lo menos, es que este hecho ocurra bajo la presidencia y el mandato de un concejal de IU, grupo municipal que en el apartado V del Programa de Gobierno establecido por el compromiso de investidura para el cambio en Oviedo, y relativo a Educación y Cultura, suscribe el apartado de “Asegurar la transparencia y democratizar la SOF”. ¡Vaya!
Por si eso no bastara, lo hace sabiendo –en esto me reafirmo– que semejante instalación, que requiere el funcionamiento ininterrumpido de compresores –también de noche y de madrugada, a diario y festivos– para mantener el hielo en ese estado, sobrepasará a todas horas, en fachada y en el interior del domicilio, los decibelios permitidos por la vigente normativa; ignorarlo a propósito es ignorar igual al vecindario y conculcar sus derechos.
A sabiendas y pretendiendo ignorarlo, digo, porque además del escrito de presentación y acompañamiento debidamente entregado en el registro del Ayuntamiento, personalmente le he facilitado –por cierto también al director de la SOF, vía fax– copia del informe emitido en su momento por los Servicios de Medio Ambiente del propio Ayuntamiento de Oviedo tras haber medido en mi domicilio el nivel sonoro transmitido por el mantenimiento de otra carpa similar, instalada anteriormente durante varias semanas, y que también precisaba del uso permanente de compresores. El impacto sonoro sobrepasaba “siempre”, día y noche, en el interior y en fachada, el nivel legalmente permitido, moviéndose entre los 5,8 y lo 17,4 de decibelios de más.
Claro que entre denunciar el hecho ante el Ayuntamiento, proceder a las mediciones, emitir el informe, comunicarlo, emplazar a la firma propietaria y corregir las emisiones y que ésta lo haga... pasa el tiempo suficiente para que se acabe la fiesta y se quite la carpa. Y esto también lo sabe el concejal y quienes le secundan.
Y aquí no ha pasado nada porque la única responsable –de haber alguien, claro– sería la empresa propietaria y no quien promueve, autoriza y contrata, con pleno conocimiento de causa, alevosamente, algo que no cumple las normas que ese mismo “alguien” en cierto modo representa. Como en cualquier república bananera.
¿A ustedes no les parece impresentable? Salvo que, solidariamente –o para aparentar que todo está en orden, como hizo Fraga bañándose en Palomares–, don Roberto Sánchez Ramos se trasladara a trabajar y vivir a la sede de Izquierda Unida en la plaza de la Catedral mientras estuviera instalada la pista de hielo.
Acabo de darme cuenta de que, si alguna vez lo tuve, de repente se me ha quitado el vicio de votar a Izquierda Unida. ¡Qué alivio!
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