¿Por qué será?
Antes de nada, pido disculpas si en el transcurso de mi carta ofendo a alguien, nada más lejos de mi intención.
Esta carta, como las anteriores, es sencillamente para discrepar de un artículo publicado recientemente en este periódico. En dicho artículo se decía que en Asturias no hay soldadores, caldereros, etcétera, es decir, "profesionales del metal”. Claro está que a las personas ajenas a este sector profesional les parecerá que es cierto, pero para los miles de profesionales que hay en esta tierra les parecerá increíble e incluso ofensivo.
¿Saben esas personas que alegremente afirman que no hay trabajadores del metal el grupo tan numeroso de dichas personas que para ganarse un salario digno, respetable y acorde a lo que estos profesionales ofrecen están diseminados por el mundo? Creo que no, claro está, ellos con decir que pagan "según convenio"... ¿qué convenio? Si en esta tierra tenemos dos, por supuesto pagan el convenio más bajo, cómo no iba a ser.
Hace un tiempo un empresario muy respetado en esta tierra afirmó que "hay que respetar a los profesionales del metal como personas que están formándose toda su vida laboral, tanto en sus empresas como fuera". ¿Saben cuántas horas he dedicado yo de mi vida privada por hacerme un profesional en este sector? Pues muchas horas que hemos sacrificado mi familia y yo, por supuesto, y sigo sacrificando.
Alguien puede pensar que es por las circunstancias laborales, paro, contratos precarios. Si fueran ciertas esas afirmaciones, ¿no creen que la gente, miles de jóvenes, habría accedido a cursos de soldadura, calderería, etcétera?
¿Y por qué no los hay? Pues es muy sencillo, los jóvenes no son idiotas, aunque sean jóvenes, creen que van a formarse en este sector para ir a trabajar jornadas leoninas en condiciones de ruidos, gases, posturas forzadas, etcétera, por 900 o 1.000 euros. Cuando por ese mismo sueldo tienen trabajos con condiciones mucho más cómodas y mejores horarios.
Y claro está, esto es en lo relativo a jóvenes, que por supuesto no tienen ni la formación, ni la cualificación ni, por supuesto, experiencia alguna después de muchos años en este trabajo que tenemos personas como yo, sí, como yo, y como muchos y muy buenos compañeros que no estamos dispuestos a que nos falten a nuestro respeto profesional, ya que en Asturias hay muchos y buenos, pero hay que pagar sus conocimientos y buen hacer profesional.
Quiero comentar que me parece triste al punto que han llegado los sindicatos, que ante un titular como éste no hay más líneas para desmentirlo, pero, claro está, están para lo que están, ellos sabrán, allá su conciencia y los trabajadores que les votan.
¿Cómo es posible que de ningún sector o ámbito profesional de esta tierra haya habido nadie que saliera a contestar esas afirmaciones?
Esta tierra y país necesita otro tipo de gente que nos dirija, gobierne, negocie, porque así no vamos a ninguna parte.
Y para terminar, quiero dedicar más líneas a esos empresarios que, arriesgando su dinero, siguen apostando por esta tierra; decirles o, mejor dicho, darles las gracias y decirles que entiendo su postura, son empresarios y arriesgan para ganar, por supuesto, pero yo trabajo para ganar también, para dar a mi familia una calidad de vida, salud, estudios, etcétera, y, por supuesto, para poder consumir, comprar, viajar, comer, beber y, por descontado, crear un círculo en el que todos podamos vivir dignamente, y como ya saben, con 1.000 euros eso no es posible; entiéndanme, creo que no es muy difícil.
Bueno, podría escribir mucho más, ya que mis sentimientos me lo piden, pero no creo que sirviera para mucho más. Gracias a LA NUEVA ESPAÑA por publicarme siempre mis alegatos de rabia.
Un saludo a todos mis compañeros del metal, que están por el mundo dejando el listón de nuestro buen hacer profesional, para tener un futuro más digno y respeto, muy alto.
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