Estudiar para emigrar
LA NUEVA ESPAÑA del pasado 30 de noviembre publicaba una carta de una joven estudiante de Enfermería que decía sentirse desilusionada al comprobar que tanto enfermeras ya diplomadas como los propios profesores le dicen a diario que cuando termine sus estudios lo que le espera es la emigración.
Triste conclusión para quien, según dice, sólo lleva tres meses estudiado esa carrera. Desconozco a quién pretende culpar de su situación, pero pienso que cuando uno decide comenzar unos estudios no debe sólo hacerlo porque le guste la carrera que elige, sino que, además, debe pensar en las posibilidades de empleo en la profesión con el título que pretende conseguir. Que yo sepa tanto Enfermería como Medicina exigen la nota máxima en el selectivo para poder matricularse en esas facultades, lo que quiere decir que si esta joven llegó hasta ahí es porque además de inteligente es una buena estudiante, cualidades que seguro le permitirían conseguir carreras con más posibilidades de empleo que las que hoy ofrece Enfermería. Tenemos saturación de títulos universitarios y faltan profesionales en oficios técnicos. Estudiar carreras para luego tener que irse a prestar nuestros conocimientos a otros países, en mi opinión, es tirar el tiempo y el dinero propio y ajeno. Quienes hoy somos padres o abuelos la mayoría fuimos tan mal tratados siendo obreros de cualquier oficio que nuestra meta a alcanzar era y es que nuestros descendientes estudiaran carreras universitarias, y como lo de café para todos es pura demagogia, pues así nos va, títulos de adorno que no dan de comer. Ningún país ni rico ni pobre creo que debe tener el mismo porcentaje de universitarios que el que tenemos en España; en eso, como en el fútbol, vamos de país rico, siendo pobre, y como además este país nunca en la historia fue capaz de dar empleo a toda la población, pues si, además, no sabemos planificar las cosas, mal arreglo van a tener. Por mucho que los políticos nos prometan el oro y hasta el moro, esto ni funciona ni funcionará en mucho tiempo. Queremos construir la casa antes de delinear el plano, y eso nos lleva a la chapuza.
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