Hola, señor Rossi
Dejo patente el reproche a su acción y quiero decirle que no todo vale para conseguir la meta, hay valores que están impregnados en el espíritu y la esencia de ser motero.
Me presento: soy uno más de los miles de moteros que cuando devoro kilómetros con mi vieja compañera dejo que otros me adelanten para trazar la siguiente curva, les doy las luces en señal de respeto y confraternización y ofrezco mi ayuda en todo momento.
No quiero ser su juez, eso se lo dejo al reflejo en el espejo en el que se mira cada mañana. Ni siquiera los miopes de la realidad podrán aliviar su conciencia. Créame. Un día, tal vez, verá la secuencia de aquel instante en que pasó de ser a dejar de ser motero.
Pida perdón, no por mí, por esos pequeños que se asoman a este mundo por primera vez, ilusionados, enfundándose en un mono e intentando imitar a sus ídolos. El mensaje no puede ser que en el mundo de las dos ruedas todo vale.
Ser segundo no es sino reconocer que hay alguien un poco mejor y que siempre tenemos la opción de mejorar.
Cuando el tiempo reflexione con usted, verá que su reflejo en el espejo sonríe.
Piense que siempre hay perdón para quien se equivoca y comete una errónea acción, pero no para la falta de humildad.
Me llamo Juan Carlos Mayo Mayo y soy motero.
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