Queridos reyes malos
Queridos reyes Wenceslao, Rivi y Rosón. Os escribo esta carta para haceros partícipes de lo bien que mi familia (mi mujer, dos niños pequeños y yo) nos hemos portado este año 2015. Antes de empezar, espero que no os siente mal lo de reyes, no lo es en sentido monárquico, sino en el sentido de reyes de la política ovetense.
En el mes de junio hemos pagado la "viñeta" de nuestro único coche, con un importe nada despreciable de 180 euros. En el mes de septiembre, con motivo del partido de la selección española en el Tartiere pagamos 120 euros por los cuatro (al ser municipal, algo quedaría en las arcas municipales); al ir a sacar las entradas anticipadas, en el mes de junio, y al estacionar en el Palacio de Deportes, en espacio reservado para autoridades (la verdad no me fijé en la señal vertical, que sí lo indicaba, pero en el suelo había raya blanca), el siempre efectivo servicio municipal de grúa me llevó el coche; otros 85 euros de arrastre y 45 euros más de multa (el 50 por ciento por pagar sin rechistar, ya que si no eran 90); con el paso del tiempo, me entero de que si hubiera dejado la ventanilla abierta, con la cartera y documentación a la vista, el siempre presto servicio municipal de grúa me lo habría retirado sin cargo alguno y sin sanción, por razones de seguridad; tal vez me tendría que apellidar Taboada, pero ese detalle ahora no tiene importancia. En el mes de noviembre, pagamos el IBI (impuesto bestial sobre los inmuebles); todos estos impuestos fueron pagados de manera voluntaria y sin demora alguna por el sufrido contribuyente. A todo esto, habría que añadir los descuentos mensuales de renta, que se nos practican mensualmente, y que de una manera u otra, directa o indirectamente, revertirá en las arcas municipales de alguna manera.
A cambio de todo esto lo que recibimos por parte de vuesas majestades ha sido lo siguiente: mis dos niños pequeños, grandes aficionados a montar en las barracas (muy a pesar mío), este año no las han probado en su ciudad. Mi mujer, trabajadora de una contrata que trabaja para el Ayuntamiento, tendrá que darse de alta en la mayor empresa de esta región (Inem, S. A.). Lo de patinar en diciembre en Porlier o en la plaza de la Catedral parece ser que será imposible, salvo que llevemos nosotros los patines y un poco de hielo; visitar el belén en la plaza de la Catedral tampoco podrá ser, habrá que hacer colas enormes en Trascorrales (qué curioso, igual que conseguir papel higiénico en su admirada Venezuela). Nos queda el consuelo de ver la cabalgata de Reyes, si bien creo que están pensando en hacerla sin animales (?); ¿alguien se imagina una cabalgata sin patos, ocas, camellos ni caballos? En Oviedo puede pasar. Se concentrarán las actividades infantiles de Navidad en el Parque San Francisco, pulmón ovetense, pero que en pleno diciembre, con el frío ambiental y la humedad existentes, no es el sitio ideal para llevar a los críos. Por cierto, he pasado el día de la instalación de los puestos tradicionales por la plaza de la Escandalera, que otros años se instalaban en el paseo de los Álamos; sólo con la gente que pasaba por allí se llenó; la sensación de hacinamiento y claustrofobia es enorme. ¿Hay alguien que quiere acabar con la Navidad? ¿El Rivi-Grinch anda suelto por Vetusta?
Todo esto me da pie a pediros para el año 2016 un único deseo: por favor, déjennos en paz, olvídense de mis hijos, de mi mujer y de mí; no nos hagan más regalos a los ovetenses; no intenten cambiar todo, lo que funciona, déjenlo. Dado su carácter de mágico, apliquen su mejor truco y desaparezcan. Y que sepan que tengo decidido para el año 2016 hacerme del gordo rojo de la Coca-Cola.
Posdata: he rociado con Reflex esta carta por si alguno de ustedes tiene la intención de pasársela por el arco del triunfo.
Feliz Navidad
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