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Lisístrata, la pacífica

11 de Diciembre del 2015 - Coro Junquera Lantero (Oviedo)

Obra de teatro de Aristófanes, dramaturgo de la Grecia clásica. Es representada por primera vez en 411 a. C., probablemente la primera referencia a una huelga y, en concreto, a una huelga sexual de las mujeres. Se ha convertido en un símbolo del esfuerzo organizado y pacífico a favor de la paz

Lisístrata, harta ya de que su marido y los hombres en general estén siempre luchando, convoca al resto de las mujeres en asamblea y les propone declararse en huelga sexual, no tener relaciones sexuales con los hombres, maridos, amantes, hasta que dejen de guerrear entre ellos.

Es ésta su estrategia para la paz, una huelga general sexual indefinida hasta que los hombres capitulen y dejen de luchar. Ellas son las protagonistas absolutas, ellas consiguen que triunfe la paz con una táctica ¿equivocada?, con un arma de mujer ¿demasiado pueril? No lo sé, pero lo consiguen. Los hombres de la época de Lisístrata prefieren saciar su apetito sexual y abandonan la guerra

No sé si este remedio válido en la guerra del Peloponeso lo sería ahora también. Pero igual era cosa de planteárnoslo, ya que por otros caminos no hemos conseguido que este mundo deje de estar en conflicto permanente, si no es aquí es allá y si no es por una cosa es por otra. Tampoco sé cuántas mujeres estarían dispuestas a declararse en huelga sexual para esta causa pacífica. Y también es cierto que hoy en día muchas mujeres en puestos decisivos resuelven de igual manera que los hombres, es decir, contribuyen a la guerra, al conflicto.

¿Suena a antiguo?, ¿suena a machismo?, ¿suena a poco realista? Lo que suena mal, muy mal, es el permanente tantan, de los tambores de guerra. Ya que por temas económicos, geoestratégicos, geopolíticos y todos los que se quieran añadir, vamos a la guerra.

Ya que es tan innato al género humano estar luchando permanentemente matándonos unos a otros. Ya que es tan antiguo, ya que desde siempre nos acompaña. Ya que es tan irracional desde cualquier punto de vista que se mire. Por qué no buscar una solución igualmente antigua, innata, y hasta para algunos infantil. La sexualidad, el deseo sexual, es tan innato a nosotros como el afán de guerra. Volver a los clásicos a veces es muy, muy necesario y enriquecedor.

Cuántas mujeres y madres están hoy en día como Lisístrata y sus compañeras, sufriendo tragedias en su propia piel, porque sus hombres están o han estado o estarán en una guerra cruel, sin sentido y que sólo deja tragedia allá por donde pasa.

Tengo miedo de que los hombres de hoy en día, y las mujeres también, hayamos embrutecido tanto respecto a la Grecia clásica, aunque nos creamos mucho más avanzados, que no seamos capaces ni de eso que sí consiguieron un puñado de mujeres y otro puñado de hombres (aunque fuera por algo que a algunos pudiera parecerles de poca altura): convivir en paz.

Te cambio sexo por paz, a ti mi hombre puede ser algo anacrónico, cavernícola y hasta oler a comercio. Pero la guerra sí que es cavernícola y el diálogo hasta ahora como que no ha valido para mucho. Lisístrata será antigua, pero lista fue muy lista.

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