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Navia no es la cloaca de Asturias

22 de Diciembre del 2015 - Florencio Antúñez García (Frexulfe (Navia))

Mientras escribo estas líneas en mi potátil, creo estar a salvo del tufo hediondo con que nos obsequia, obstinada y reiteradamente, la empresa más emblemática de nuestro concejo, pero nada más alejado de la realidad, ya que los productos químicos tóxicos, que inundan nuestra atmósfera circundante, se cuelan por cualquier poro y, de seguir así, necesitaremos construir una especie de búnker antinuclear para refugiarnos cuando a ellos se les antoje. Además, parece que se ensañan más cada vez que hay acontecimientos en nuestro pueblo, destinados a dar a conocer lo mejor que tenemos. Incomprensiblemente, esta empresa ha sido galardonada varias veces con distinciones por su contribución a mantener la calidad medioambiental cuando, en realidad, creo que nos utiliza como cobayas a todos los habitantes de esta tierra en que vivimos, para comprobar nuestra capacidad de resistencia ante sus arbitrarios ataques que nos envenenan. Todos sabemos que Navia acogió con ilusión la instalación en su concejo de dicha factoría, pero nadie contaba con que habría que pagar tan alto precio, sacrificando gran parte de sus encantos naturales para fijar población y frenar la diáspora de naviegos que, aquí, no tenían ninguna posibilidad de prosperar económicamente. Al respecto, recuerdo un poema de mi padre (Alejandro Antúñez), titulado Tembla Navia, que refleja bastante bien el espíritu de la acogida. Curiosamente, los beneficiarios mayoritarios de los puestos de trabajo no son de Navia y, al acabar su jornada laboral, se van a sus respectivas zonas residenciales, alejadas de su centro de trabajo, que han prosperado en todo el occidente asturiano y oriente gallego a costa de la malquerida villa, que a muy pocos les importa a pesar de haberles dado la oportunidad de alcanzar cierto estatus. Si damos una vuelta por el entorno de la factoría, veremos una reproducción similar al paisaje de Chernóbil, adonde parece ser que están volviendo especies animales, más resistentes a la radiactividad, como alces, jabalíes y lobos. ¿Seremos nosotros los representantes extrapolados de esa fauna?. ¿Habremos experimentado algún tipo de mutación genética para adaptarnos?. Sería interesante que alguien competente analizase el incremento de cánceres de todo tipo que se ha experimentado en esta zona, desde que funciona la factoría: cánceres que atacan a personas de todas las edades, especialmente a personas jóvenes. Intuitivamente, creo que los hechos están relacionados. Mi amor por mi tierra me inclina, esporádicamente, a defender lo indefendible cuando se menosprecia, por los malos olores existentes, a nuestra generosa villa, pero la realidad es testaruda y, desgraciadamente, somos conocidos en todo el mundo por el nauseabundo olor que acompaña nuestras vidas. No se puede comer con garantías una fruta o una hortaliza de la zona, ni una lubina pescada en nuestra costa. Soy consciente de que me voy a granjear enemigos por expresar, desde esta tribuna pública, mi forma de pensar: comenzarán a señalarme, si no la hacen ya, de forma extraña algunos intolerantes. Sé perfectamente que enfrentarse al poder acarrea un riesgo, que asumo porque creo que lo que expongo es bastante objetivo. El poder lo ejercen las mafias, que van tejiendo sus telarañas de inconsistentes hilos ante las evidencias de su falta de ética. Quiero recordar aquí a varias personas que han roto los espurios hilos, con arrojo, dando la cara en la defensa del medio ambiente de Navia y alrededores: el fallecido Tomás (de Arbón) que lideró la lucha por la defensa del valle de Arbón y contra el saqueo del río, al cual no tuve el gusto de conocer personalmente, Alfonso el pescador y su hijo Amador, que siempre lucharon contra gigantes desde su digna humildad, Félix Fernández (El Home de Coedo), que defendió con sabiduría, rigor y valentía, a través de La Nueva España, la protección de la Playa de Frexulfe ante los que querían asfaltarla, José Antonio Fernández Cuesta, que denunció, en algún artículo publicado, el salvaje estrés destructivo-constructivo que estaba profanando nuestra villa, con la consiguiente pérdida de nuestro patrimonio cultural y arquitectónico, los ecologistas de SALTER Navia, a los que se les mira como a bichos raros, a pesar de ser de los pocos que velan por evitar los desmanes medioambientales y, desde una tribuna más elevada, como es el diario El País, Álvaro Delgado-Gal, actual director de la Revista de Libros, que en un artículo publicado en 1981, que no tiene desperdicio, denunciaba una situación que poco ha cambiado con respecto a la actual (http://elpais.com/diario/1981/10/22/sociedad/372553203_850215.html). Se titulaba Navia apesta y no había sido muy bien acogido en nuestra villa. Perdón si me olvido de algunas otras personas que han dado la cara. No es que esté en contra del desarrollo y del progreso, sino que quiero que se haga racionalmente, sin saltarse la legislación vigente. Hay que invertir en calidad ambiental, ya que a la larga es rentable: no va a ser todo ganancia. Inexplicablemente también, las autoridades competentes no toman ninguna medida al respecto: ¿quién controla las emisiones?. En Navia se derruyen montañas que no se regeneran adecuadamente, se sepultan arroyos, las factorías emiten sin control substancias tóxicas a nuestra atmósfera, se derribaron edificios singulares de notable valor arquitectónico para suplantarlos por auténticos bodrios, se permitió la instalación de una gasolinera en zona escolar, algunos vertidos enigmáticos causaron la muerte de miles de peces, varias veces, en la ría (recuerdo que un año los nadadores del Descenso nadaban entre ellos), en La Poza, hace años, aparecieron miles de moluscos opistobranquios muertos sin saberse jamás las causas y, en la actualidad, agoniza y amenaza con convertirse en una laguna de aguas pútridas sin que, hasta la fecha, se hayan tomado medidas tangibles. Ahora, hay en marcha un proyecto de instalación de una planta para tratamiento de purines en el bello pueblo de Talarén, ya bastante machacado, al igual que Armental y Anleo, que acarreará suculentos beneficios a no sé quién. Desconozco por qué motivo se elige de nuevo esta ubicación en nuestro concejo. ¿Pensarán que somos gente mansa de amplias tragaderas?. Se nos edulcora el asunto con que va a ser la más moderna de Europa, que no despedirá olores ni acarreará ningún riesgo medioambiental y que va a generar media docena de puestos de trabajo, pero lo cierto es que vendría toda la mierda, en principio de Asturias, para nuestro concejo, como si no tuviésemos ya bastante. Sinceramente, creo que todo es mentira. He buscado por internet y conlleva muchas desventajas. De llevarse a cabo, sería el certificado de defunción de nuestro pueblo y habría un colapso medio ambiental irreversible. Navia siempre fue un bello jardín, ensalzado por poetas como Campoamor o novelistas como el Nobel de Literatura, Camilo José Cela, en su obra Del Miño al Bidasoa, pero está siendo saqueado, profanado y, de seguir así, será extinguido. Un pueblo está vivo mientras haya alguien que escriba un poema y alguien sienta, en su piel, el susurro de la leve brisa de los versos que reviven el alma. No está todo perdido, ya que el grupo Voces Compartidas del IES Galileo Galilei lo hacen en cada una de sus maravillosas actuaciones y aún hay gente que sueña con inundar Navia de poesía, tal y como expresó en su magistral recital de Valladolid una de sus jóvenes componentes, Amanda Granda: https://www.youtube.com/watch?v=1I5StVFao-E

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