Navidad, dulce Navidad
Un bebé divino, envuelto en pañales, que salió al encuentro de la humanidad con el corazón en la mano, cae en un mundo aterido de frío, la enemistad, la violencia, el desempleo, el odio... La presencia de la Navidad entre nosotros tiene que ser pues una luz nueva cada año.
Ciertamente, con la llegada de la Navidad parece que una ola de ternura y una corriente de generosidad recorre el mundo. Todos, amigos, compañeros, vecinos... nos deseamos las mayores felicidades y todos impartimos las mejores bendiciones en estas fechas, aunque muchas se perderán entre las telarañas del consumismo.
Llegó, pues, el tiempo de los buenos deseos, de los días impregnados de un singular clima poético, donde la mística y las emociones acrecientan su espacio de recuerdos y añoranzas. Tanto es así, que resulta imposible permanecer insensible e indiferente ante la abundancia de signos litúrgicos que nos llaman a celebrar, con enorme carga de sentimientos, estas fechas en las que todo parece tornarse más bondadoso, más fraterno, en definitiva más humano.
Reconozco que ese impulso positivo, tan rebosante de gratuidad hacia la misma especie, y de gratitud hacia lo que nos rodea, anima y mucho. Lástima que no continúe a lo largo de todo el año. Nadie es protagonista de nadie y todos somos protagonistas de todos. He aquí la cuestión de la genuina felicidad navideña, el contemplativo camino de ver más allá de la oscuridad.
La festividad de la Navidad, tan arraigada y entrañable, cuya celebración se efectúa especialmente en el ámbito de la familia, en días durante los cuales las personas se agasajan mutuamente, al menos con parabienes, se presenta este año un poco menos difícil de sobrellevar. El consumo interior al alza; la ciudadanía, a parir de la clase media, aunque aún tocada, en evidente recuperación.
La Navidad no es solo una festividad. La Navidad es una sensación, es un ambiente que nos envuelve a todos durante los últimos días del año. La Navidad, pues, ya está entre nosotros, ya se respira en el aire.
Felices Pascuas, a todos sin excepción.
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